Esta es la mejor manera de comerte la sepia a cucharadas: un guiso de Cádiz con el mar y la patata como protagonistas

Es posible que a estas alturas de la película aún creas que la única —y mejor— manera de comer sepia sea funcionando con la icónica sepia a la plancha. No te vamos a decir que es una manera dignísima de dar salida a un cefalópodo que nos vuelve locos, pero la realidad es que no todos los caminos pasan por el tenedor.

En Cádiz, al son de las patatas, tienen a bien hacer uno de los mejores guisos marineros de la cocina andaluza. Hablamos, ni más ni menos, que de las legendarias papas con choco. Choco, para el que no esté familiarizado con la jerga gaditana, es la forma habitual con la que se refieren en esta parte de España a lo que en otras latitudes se llama sepia.

Tanto monta, monta tanto, pues el taco que se puede armar con este guiso sencillo, barato y fácil de patatas alcanza unos derroteros que pocos platos pueden igualar.

A la altura de otras cumbres guisanderas españolas como las patatas a la riojana, donde el chorizo es fundamental, o platos tan señalados de la mesa vasca como el sukalki, donde la carne con patatas hace buenas migas, estas papas con chocos son todo lo que tu finde necesita para entrar en calor y reposar cuerpo y alma.

Con poquísima complicación, pues a diferencia de las recetas con carne, la cocción es más sencilla, estas patatas con choco solo parten de un pequeño sofrito con pimiento, cebolla, ajo y un poco de tomate.

Sobre él luego incorporamos la sepia o choco troceada en tiras. Lo habitual es que vaya limpia, pero también podéis hacerlo con sepia con su piel. Aunque no es lo más común, es cierto que si la sepia es muy fresca, le da un punto interesante y 'ensucia' —para bien— el guiso.

Después de sofreír un poco la sepia ya podemos añadir un chorrito de vino blanco para perfumar y agua, dejando que cueza todo unos 15 minutos. Por último, incorporamos las patatas chascadas y dejamos que se cocine todo junto, hasta que las patatas estén tiernas y servimos a discreción.

Como contrapartida líquida, si queremos seguir de gaditanas maneras, os recomendamos también que descorchéis un vino de la tierra de Cádiz. No hace falta que sea un generoso —como un fino o un amontillado, aunque le iría bien—, sino que también abrimos la puerta a la nueva ola de los vinos tintos andaluces como es este Finca Moncloa 2019, que lleva varias uvas tintas (incluyo la tintilla de Rota) y que tiene cuerpo suficiente para aguantar un buen plato de papas con choco.

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