Todos los veranos hago migas, al menos una vez. Y suelo aprovechar para hacerlas días en los que amanece nublado, cuando el calor parece que nos ha dado una tregua, y amenaza tormenta. Y es que, donde yo me crié, las migas se hacen los días lluviosos. La lluvia y las migas son una mágica combinación.
Y como no es lo mismo comer en verano que en invierno, hoy vamos a preparar algo adecuado a la época del año en la que estamos, esta receta de migas con sardinas. Con sus ajitos nuevos, con los primeros tomates del huerto y con estas brillantes sardinas que están ahora en su mejor momento.
Troceamos la hogaza, la ponemos en un barreño, salpicamos con agua y dejamos tapada con un paño unas horas. Desgranamos los ajos, sin pelarlos, si son dientes muy grandes los partimos en dos. Picamos el tomate y lo aliñamos con aceite, pimienta y sal. Procedemos a hacer las migas.
En una sartén de hierro ponemos un buen chorro de aceite de oliva en el que doramos, poco, los ajos y el pimiento cortado en tiras. Añadimos las migas, sal, y comenzamos a mover sin parar para desliarlas, tarea que puede durar de 30 a 60 minutos.
Asamos las sardinas en plancha o brasa, aparte, con unos granos de sal. Deben quedar hechas pero jugosas. Servimos todo con los tomates frescos.
Con qué acompañar las migas con sardinas
Esta receta de migas de verano con sardinas, como todas las recetas de migas, está pensada para comer todos directamente de la sartén. En este caso, más que nada por las sardinas, pondremos un plato pequeño por comensal para que cada cual, se apañe con sus sardinas.
Se comen con cuchara, por supuesto, y la bota de vino o el porrón circulando, con unas uvas frescas y tomates. Y si, por fin, decide llover, las migas serán memorables pues, estoy totalmente convencida de que su sabor, incluso su textura, mejoran notablemente con la humedad y el romanticismo de los días de tormenta.
Foto | WHPics
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