Hay vida más allá del dulce de membrillo y esta receta llega para demostrarlo. Tradicional de la cocina catalana de montaña, desconocía la exixtencia del alioli de membrillo hasta hace poco, pero que intuía -antes de catarlo- que la criatura me iba a gustar. Y así ha sido.
La combinación de membrillo con ajo y aceite sonaba bien en mi cabeza y no me ha defraudado lo más mínimo. Esta versión del clásico alioli en la que la pulpa del membrillo aporta textura y aroma es una maravilla por su sencillez, por lo fácil que es de preparar y, sobre todo, por lo delicioso que está.
Se puede untar sobre rebanadas de pan, servir con patatas asadas o como acompañamiento de arroces y fideuás. Con las cantidades de esta receta sale una cantidad generosa y vas a tener la oportunidad de disfrutar del alioli de membrillo durante varios días. Al no llevar huevo, aguanta en buen estado más de una semana. Eso sí, hay que guardarlo en la nevera y bien tapado para que no absorba los olores de otros alimentos.
Cortamos los membrillos por la mitad, los colocamos sobre una fuente de horno con la parte del corte hacia abajo y los asamos a 180ºC durante 50 minutos o hasta que estén tiernos. Cuando estén fríos los pelamos, retiramos las semillas y partes duras y nos quedamos solo con la carne.
Introducimos la carne de membrillo en el vaso de una batidora y agregamos un par de dientes de ajo pelados, sal al gusto y la mitad del aceite. Trituramos para obtener una pasta homogénea y emulsionada. Añadimos el resto del aceite en hilo fino al tiempo que continuamos triturando.
En este punto el alioli ya está listo, pero si consideramos que está demasiado espeso podemos agregar un poco de agua para aligerar la salsa. También le sienta estupendamente un poco de pimienta negra recién picada, aporta un toque de sabor extra y un punto interesante. Esto, por supuesto, es totalmente opcional.
Con qué acompañar el alioli de membrillo
Aunque este alioli de membrillo está para comerlo a cucharadas, lo ideal es servirlo como acompañamiento de arroces y fideuás, untarlo sobre pan tostado o cubrir con él unas patatas asadas. También se puede usar como ingrediente de otras elaboraciones. Una vez lo pruebes, se va a quedar en tu recetario para siempre.
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