Ayer mi hijo me acompañó a la verdulería y los dos nos quedamos sorprendidos al descubrir una nueva variedad de vegetal. Más aún cuando lo tocamos, pues estaba recubierto de una pelusa que picaba ligeramente. Preguntamos cómo se llamaba y nos explicaron cómo cocinarlo, por eso hoy puedo proponeros esta receta de borrajas rebozadas que he servido como guarnición.
Popularmente se usa la expresión "acabar en agua de borrajas", aplicándose a aquella circunstancia que, pareciendo que tendrá trascendencia, finaliza sin importancia alguna. Alguna vez la habréis usado. Su origen hace referencia al sutil sabor y escaso poder nutritivo del caldo hecho con borrajas, a pesar de que su limpieza y cocción exigen el mismo cuidado en su elaboración que cualquier otra verdura más sabrosa.
Empezamos limpiando las borrajas bajo el agua del grifo, con cuidado de no romperlas, y después las secamos cuidadosamente. Batimos el huevo con un poco de sal. Sumergimos las hojas de borrajas de una en una y después la pasamos por pan rallado. Calentamos aceite y freímos las borrajas, a medida que estén listas las colocamos en un plato con papel absorbente para que no queden grasientas.
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Con qué acompañar las borrajas rebozadas
Lo cierto es que esta receta de guarnición de borrajas rebozadas nos ha gustado mucho a todos, la volveré a comprar si la encuentro de nuevo en la verdulería, ya estoy mirando otras recetas para prepararla. El resultado es muy crujiente y para nada se aprecia la pelusa que recubre las hojas y tallos de este vegetal. Es ideal para servir con carne rebozada, de pollo, ternera o lomo de cerdo.