La mayonesa clásica es para muchos un básico imprescindible de la cocina, base de multitud de recetas como la ensaladilla rusa y delicioso aderezo de infinidad de platos y alimentos. En su versión original apenas contiene dos ingredientes, pero también podemos preparar una rica lactonesa o mayonesa sin huevo, ideal para alérgicos o para disminuir los riesgos que tiene el huevo crudo.
En verano es cuando aumentan las intoxicaciones alimentarias en gran medida por los problemas que genera la mala manipulación del huevo crudo, uno de los ingredientes con más riesgos en la cocina casera. Para estar más seguros o simplemente porque no podemos consumirlo, la lactonesa es la alternativa perfecta, que también admite leche sin lactosa, y así preparar nuestras variantes favoritas como la salsa mayo ahumada o la curiosa y rica mayonesa de pesto.
La elaboración es muy sencilla y rápida. Podemos emplear una batidora de vaso, procesador o robot de cocina, pero la clásica batidora de brazo o minipimer es la herramienta más práctica que además todos solemos tener en casa. Se puede usar el aceite que se prefiera, combinando uno de oliva más suave o girasol si no queremos una mayonesa fuerte, aunque en casa nos encanta con buen virgen extra.
Partiendo de 100 ml de leche obtendremos una buena ración de mayonesa, que sin problemas se puede incrementar a ojo si fuera necesario. La lactonesa no da apenas problemas, es muy fácil corregir la textura y el volumen añadiendo poco a poco más leche y/o aceite sobre la marcha.
Procurar que la leche esté a temperatura ambiente. Colocar en el vaso de la batidora o un recipiente similar, cilíndrico, y colocar la batidora tocando el fondo. Batir sin moverla durante unos 20 segundos, a velocidad baja, para empezar a darle volumen.
Añadir el aceite de oliva poco a poco, en hilo, sin dejar de batir. Mantener el brazo de la máquina en el fondo sin moverlo hasta que empiece a emulsionar y crecer. Llegará un momento en el que el aceite se quedará en la superficie; entonces seguir batiendo pero subiendo y bajando la batidora, para ayudar a la emulsión.
Continuar poco a poco añadiendo más aceite hasta tener la textura deseada. Incorporar la sal y posibles aromas, como un chorrito de vinagre, zumo de limón, pimienta o una punta de mostaza. Batir un poco más para incorporarlo todo bien.
Si queremos más cantidad o nos ha quedado muy espesa, podemos agregar más leche y batir de nuevo; lo mismo con el aceite. Guardar en un recipiente limpio y hermético en la nevera hasta el momento de servir.
Con qué acompañar la lactonesa
La mayonesa sin huevo o lactonesa se puede emplar como cualquier otra version de esta clásica -y adictiva- salsa. El sabor es prácticamente el mismo y la textura se puede ajustar al gusto según nuestras necesidades. En casa nos gusta mojar crudités de verduras como hacemos con el hummus, por ejemplo rabanitos, pepino baby, palitos de zanahoria o pimiento. También es un acompañamiento delicioso de verduras asadas o a la parrilla, y, por supuesto, pescados, mariscos cocidos, patatas y tortillas.
Podemos emplearla como base para una ensaladilla rusa, huevos rellenos, ensalada de patata al estilo alemán o para untar bocadillos y sándwiches. Las posibilidades son casi infinitas con esta salsa, también sin huevo.