Planas o redondas, las judías verdes son una de nuestras verduras favoritas por lo rápido que se cocinan y lo versátiles que resultan. Es de las pocas hortalizas que aguantan una cocción más prolongada sin convertirse en algo insípido, pero en esta ocasión nos mantenemos fieles a su textura más crujiente con un salteado lleno de sabor.
La idea, adaptada de la revista Lecturas, funciona por su simplicidad y acertada combinación de ingredientes. Puede ser una buena guarnición para compartir entre cuatro personas, o podemos tomarlas como plato único en la cena, pues es bien saciante sin dejar de ser una receta ligera.
Lavar y secar bien las judías, y también la guindilla si la usamos. Pelar la cebolla y el diente de ajo. Cortar en juliana fina la primera y poner en un cuenco con el zumo del medio limón y agua fría hasta cubrirla. Reservar.
Laminar fino el ajo y cortar en aros la guindilla. Tostar las almendras en una sartén sin aceite, en el caso de que estén crudas. Hacerlo con cuidado, pues tienden a pasar de estar crudas a carbonizadas en cuestión de segundos.
Retirar las puntas de las judías y cortar en dos o tres trozos, según su tamaño. Poner abundante agua salada a hervir y escaldarlas durante dos o tres minutos, como máximo. Escurrirlas rápidamente y enfriar.
Calentar un poco de aceite en una sartén y dorar ligeramente el diente de ajo. Incorporar las judías, remover bien y añadir la salsa de soja y el caldo o agua. Saltear a fuego vivo unos pocos minutos, procurando que cojan bien los jugos de la salsa, sin dejar que se cocinen demasiado.
Incorporar finalmente la cebolla escurrida, la guindilla y la almendra, y servir inmediatamente. También se puede dejar reposar un poco fuera del fuego antes de añadir los demás ingredientes, si se prefiere un plato más templado, casi como una ensalada.
Con qué acompañar las judías verdes salteadas
Con un poco de buen pan este plato de judías verdes será una cena más que satisfactoria, pero podemos acompañarlas con algún pescado o carne a la plancha ligera, o servirlas como guarnición de pollo al horno, o completarlas con legumbres. Para convertirlas en un plato único más completo, podemos añadir al salteado unas gambas o langostinos, taquitos de jamón o tomarlas con huevo escalfado o duro.
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