El llamado green goddess dressing es un aliño para ensaladas muy popular en Estados Unidos, de receta variable y que recibe el nombre por su inconfundible color verde. Es una especie de salsa cremosa que en su país de origen se vende en versión industrial, pero muy fácil de hacer casera y ajustando el sabor a nuestro gusto.
La base común a casi todas las recetas combina al menos dos o tres hierbas frescas (el perejil es casi imprescindible), anchoas, limón y mayonesa. La versión que hemos visto en The New York Times nos ha gustado especialmente por incluir yogur, que la hace más ligera, y albahaca, potenciando el frescor y el color verde. Otra forma de reducir la cantidad de mayonesa es emplear en su lugar un aguacate pequeño o medio que esté ya bien maduro y muy blando.
La historia cuenta que la salsa habría sido inventada en 1923 por el chef del Palace Hotel de San Francisco, en homenaje al actor George Arliss y su exitosa representación de la obra teatral 'The Green Goddess'. En teoría, es una evolución de la salsa verde francesa sauce au vert popularizada por el monarca Luis XIII, a quien le gustaba tomarla con su plato de anguilas.
Lavar y secar bien todas las hojas de las hierbas frescas, separando los tallos más gruesos en su caso. Podemos cambiar la proporción de hierbas al gusto o corregir después el sabor.
Picar ligeramente o triturar las hierbas en un robot, batidora o procesador de alimentos. Añadir las anchoas troceadas, el zumo de limón y un poco de ralladura de lima (o limón), y triturar un poco más. Incorporar la mayonesa o carne de aguacate, el yogur escurrido y un poco de pimienta.
Triturar todo hasta tener una textura homogénea cremosa, con trocitos finos de hierbas. Probar y ajustar los ingredientes al gusto, añadiendo, si fuera necesario, un poco de sal. Guardar en un recipiente hermético en la nevera.
Con qué acompañar la salsa diosa verde
La salsa green goddess, con su frescor y sabor umami suave, es perfecta para aliñar ensaladas de todo tipo, aportando además ese toque de cremosidad que tan bien combina con las hojas verdes crujientes. No sería muy canónico, pero funcionaría sin problemas en una ensalada César original y también en la Waldorf. Es también una salsa estupenda para aderezar verduras al horno, a la plancha o a la barbacoa, y para dar un punto fresco a patatas asadas, pescados o carnes blancas como el pollo. Si la hemos dejado más cremosa y espesa, será un rico dip para mojar o untar.
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