Una variante deliciosa de la salsa molcajeteada que ha conquistado los paladares de expertos gastronómicos
La tradición culinaria en México es muy respetada por parte de los expertos en cocina y sabores de todo el mundo, por lo que no es raro que, tanto preparaciones como restaurantes y hasta chefs del país tengan reconocimientos de nivel mundial, por lo que tampoco nos sorprende el hecho de que una salsa yucateca sea considerada como la segunda mejor todo el mundo, de acuerdo al ranking de Taste Atlas.
En su nuevo conteo de las mejores salsas del mundo, el chiltomate, una versión yucateca del chile o salsa molcajeteada ocupa el segundo lugar, sólo después del tradicional ají criollo que se prepara en Perú.
Taste Atlas, conocido por su meticulosa investigación y evaluación de platos típicos, calificó al chiltomate como la segunda mejor salsa debido a su capacidad para realzar cualquier platillo y por su profunda conexión cultural. Los expertos destacaron su sabor balanceado entre dulzura, picor y ahumado, además de su versatilidad en la cocina.
El chiltomate tiene sus raíces en la rica tradición culinaria maya, siendo una salsa sencilla pero cargada de sabor. Su nombre proviene del maya "chil" (chile) y "tomatl" (tomate). Esta combinación básica ha sido parte fundamental de la dieta yucateca durante siglos, acompañando platos icónicos como la cochinita pibil, los tamales y los panuchos.
Con apenas unos cuantos ingredientes, esta salsa es un delicioso acompañamiento para platillos más allá de la tradicional cocina yucateca, es por eso que aquí te enseñaremos a prepararla de forma tradicional.
Cómo preparar el chiltomate, la segunda mejor salsa del mundo
Para comenzar, tienes que preparar los tomates asándolos directamente a la llama de la estufa o a las brasas (si las puedes preparar así, mucho mejor, ya que la salsa tendrá un sabor ahumado delicioso), cuidando de que la piel se queme perfectamente para después pasar al molcajete.
En el molcajete (un cuenco de piedra con mortero) comienzas a machacar los tomates junto con dos o tres dientes de ajo hasta que quede una pasta no tan líquida, pero en la que tampoco se vean restos sólidos del tomate.
Ahora agregamos el chile habanero al gusto, cuidando de calcular qué tanto queremos que pique, lo machacamos también, pero cuidando de que quede más líquido que el tomate.
Para terminar, agregamos algunas ramitas de cilantro (o puedes picarlo previamente) y también un poco de cebolla blanca finamente picada, para que le sume una textura crocante a la salsa.
Como la misma página de Taste Atlas lo recomienda, podemos acompañar esta salsa en papadzules, enchiladas o huevos motuleños, aunque también puede funcionar como un sustituto del clásico guacamole para tu carne asada.
Fotos de Cookpad | kristof_chef
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