Confieso que yo consumo calabaza regularmente a lo largo de todo el año, gracias a que mi padre consigue una gran cosecha que nos dura meses, y me gusta prepararla también fuera de los meses más fríos. Esta receta de crema de calabaza a la sidra con rúcula y avellanas es una de mis favoritas.
La manzana y la calabaza combinan muy bien en platos dulces y salados, así que emplear una parte de sidra para cocer la hortaliza sólo puede dar buenos resultados. El amargor de la rúcula y el punto crujiente de las avellanas añaden un contraste de sabores y texturas delicioso.
Pelar y picar la cebolla dulce. Trocear la calabaza y el nabo y patata pelados en cubos. Calentar un poco de aceite de oliva en una olla o cazuela y pochar la cebolla a fuego medio unos minutos. Añadir el jengibre pelado y picado y dar unas vueltas.
Agregar la calabaza y el nabo y patata, salpimentar ligeramente y aderezar con comino y cúrcuma. Cubrir con la sidra, dejar cocer 3 minutos y añadir el caldo. Echar la hoja de laurel, llevar a ebullición, tapar y dejar cocer a fuego medio-bajo durante unos 20 minutos.
Retirar el laurel y triturar con una batidora ajustando el nivel de líquido al gusto. Corregir de sal y dar otro golpe de pimienta negra. Pelar unas avellanas, tostar ligeramente en una sartén sin engrasar y picar groseramente.
Con qué acompañar la crema de calabaza
Servir la crema de calabaza a la sidra en cuencos individuales y acompañar de los brotes de rúcula y las avellanas para que cada comensal se sirva a su gusto. Es un estupendo primer plato otoñal o una cena ligera muy reconfortante.