En casa somos muy amigos de cocinar verduras con carne o pescado al horno. En el mundo anglosajón incluso tienen un nombre para este tipo de preparaciones, las sheet pan dinners, que no son más que comidas completas, que se preparan en una sola bandeja del horno.
El secreto para que queden deliciosas este tipo de recetas reside en mezclar diversas verduras con puntos de cocción parecidos. Si metes, por ejemplo, brócoli a la vez que patata, el brócoli se estará quemando cuando la patata aún no esté hecha, lo que te obligaría a ir incorporando diversos ingredientes a lo largo del cocinado. Se puede hacer, pero no es la idea.
Lo bueno de estos platos es que se preparan en, literalmente, cinco minutos. Solo hay que pelar y partir las hortalizas, mezclarlas con alguna proteína, y dejar que el horno haga todo el trabajo.
El poder de la grasa
Aunque no es la opción más ligera del mundo, me gusta especialmente mezclar las verduras con carnes con una buena proporción de grasa, pues estas se cocinan en ella y quedan especialmente deliciosas. Es el caso de la mezcla que me inventé ayer: cebolla, ajo, chorizo criollo y calabaza.
Los auténticos chorizos argentinos se elaboran con una mezcla de carne de ternera y cerdo y tienen una proporción de grasa bastante elevada que, a medida que se cocina la carne, se disuelve en la bandeja. Las hortalizas se cocinan, por tanto, en esta grasa, y quedan especialmente sabrosas.
El contraste, además, entre el dulzor de la calabaza y la cebolla y el especiado del buen chorizo criollo –este era artesanal, comprado en una carnicería argentina– es una delicia.
Si no encuentras buenos chorizos criollos, puedes sustituirlos perfectamente por salchichas, butifarras o longanizas –mejor si no son muy dulces–. El resultado será casi igual de delicioso.
En DAP | Calabaza al horno
En DAP | Longaniza al horno
