Piñones, almendras y el cardo como protagonista. ¿Quién da más?
Siempre es el particularidades geográficas que, cuando nos salimos de determinadas zonas, nos pueden sorprender gastronómicamente. Lo que en una ciudad, provincia o región, puede ser un plato más que típico o un producto muy conocido, en otras puede ser un producto completamente novedoso e incluso extraño.
Algo, que cuando salimos de la Ribera Navarra, riojana y aragonesa, nos puede pasar con el famoso cardo. De hecho, es bastante habitual que confundamos esta verdura con las famosas setas de cardo o incluso con los propios cardos borriqueros.
Sin embargo, no es ni una cosa ni la otra. Lo que sí es es un ingrediente perfecto y de temporada para marcarnos este cardo con almendras, una receta entre dos aguas, pues es muy típica tanto en Navarra como en Aragón, y que tiene ciertos tintes navideños que, sin embargo, hoy nos vamos a saltar.
Insistimos en que, además, no se trata sólo de Navarra, Aragón o La Rioja donde se estila su preparación, pues también en Soria, ya en Castilla y León, es muy típico consumirlo. De hecho, en Ágreda, un pequeño pueblo soriano, es muy famoso su cardo rojo, que también podríais utilizar para esta receta.
Aunque el cardo natural puede ser un poco difícil de trabajar, pues hay que pelarlo limpiarlo bien y además necesita una cocción relativamente prolongada cuando está muy duro, podéis comprar también cardo en conserva.
De hecho, se ve con bastante facilidad en las grandes superficies junto a las espinacas, espárragos, acelgas o judías verdes en conserva. A partir de ahí, solo necesitaréis apenas cinco ingredientes más, entre ellos un poquito de almendra y un poquito de piñón. ¿Qué cantidad? Al gusto.
Además, la receta tiene bastante poco misterio. Lo único que hay que hacer es una especie de roux con el aceite y la harina de trigo, añadiendo posteriormente las almendras y los piñones triturados. ¿Cómo de triturados? Pues como prefiráis, si queréis una textura más gruesa o más fina.
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Luego hacemos una suerte de bechamel y agregamos un poco del líquido de cocción de los cardos, para que la bechamel quede un poquito más ligera y tenga esa textura de salsa. Lo que no queremos es que quede ni un engrudo ni muy espesa. Después, solo habrá que añadir los cardos escurridos sobre esta salsa y dejarla unos minutos para que se vayan ligando. A partir de ahí, disfrutar.
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