Estas brochetas de calabacín y queso feta son un bocado ideal para disfrutar a la hora del almuerzo o para cenar. Se preparan en un abrir y cerrar de ojos, con excepción del tiempo de marinado del queso feta. Yo las he hecho en una plancha, pero se pueden hacer en una parrilla eléctrica o en una barbacoa.
Resultan más económicas que las de carne o pescado y no les tienen nada que envidiar en lo que a sabor respecta, pues son una explosión de matices para el paladar. Podemos incorporar otras verduras a la combinación actual, como tomates cherry, pero la fórmula básica es mi favorita.
Son buen ejemplo de lo sencillo que resulta comer sano y sabroso, sin comprometer nuestro disfrute. Solo llevan una pequeña cantidad de aceite para evitar que se peguen a la parrilla, lo que las convierte en un bocado saludable libre de remordimientos.
Mezclamos una cucharadita de hierbas provenzales, un pellizco de pimienta negra y otro de ajo granulado en un cuenco, junto con un chorrito de aceite de oliva virgen extra. Cortamos el queso feta en tacos, los impregnamos bien de la mezcla y los dejamos macerar una hora.
Lavamos y laminamos el calabacín a lo largo, muy finamente. Envolvemos los cubos de feta en ellas y las ensartamos en palitos de brocheta de dos en dos, aunque se pueden hacer más grandes.
Pincelamos cada brocheta con una pizca de aceite de oliva virgen extra y las marcamos por las dos caras en una plancha muy caliente. En el momento de servirlas, añadimos un poco de sal y de pimienta negra.
Con qué acompañar las brochetas de calabacín y queso feta
Yo he servido estas brochetas de calabacín y queso feta sobre una cama de arroz blanco, pero lo cierto es que admiten mucho más. Prueba a presentarlas con salsas varias, como guarnición de carnes y pescados, etc. De cualquier manera están buenísimas.
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