Las tartas saladas son siempre una muy buena opción para una comida ligera o una cena cuando no querremos complicarnos la vida. Las recetas rápidas y sencillas son cada vez más exitosas porque nos permiten poder preparar algo delicioso sin invertir mucho tiempo. Ciertamente el mundo de la cocina es increíblemente interesante y nos llena de placeres intensos. Sin embargo la vida moderna estrepitosa no nos deja a veces mucho tiempo para dedicarnos como deberíamos a hacer largas y complicadas recetas.
Es por eso que hoy te propongo esta receta de tarta de cebolla y Gruyere que me parece una verdadera opción para cuando estamos con ganas de deleitar nuestro paladar con muchos sabores intensos. La preparación es verdaderamente sencilla y tan sólo necesitarás un poco de tiempo para la cocción. Fuera de esto es una receta que no te pedirá mayores esfuerzos y que te hará pasar un buen momento cuando la comas.
Extendemos la masa de hojaldre y le damos la forma del molde que vayamos a usar. En esta ocasión hemos utilizado uno rectangular, pero se puede hacer en el que tengamos a mano. Engrasamos el molde o lo recubrimos con papel sulfurizado (de horno) y colocamos la masa sobre él.
Cortamos las cebollas en juliana. Calentamos 25 gramos de mantequilla junto al aceite de oliva en una sartén y colocamos toda la cebolla. Dejamos freír unos tres minutos a fuego medio, agregamos el azúcar, removemos, bajamos la lumbre al mínimo y dejamos unos 15 minutos más.
Calentamos 25 gramos de mantequilla en una olla en la que diluimos la harina. Cuando estos dos ingredientes estén integrados agregamos la leche, batiendo simultáneamente, y en la lumbre a intensidad media hasta que agarre espesor. Al inicio del proceso condimentamos con sal y pimienta negra molida al gusto. Retiramos de la lumbre y reservamos.
Finalmente vertemos las cebollas caramelizadas sobre la masa de hojaldre, las recubrimos con la salsa bechamel y el queso rallado. Introducimos en el horno pre calentado a 180ºC, con calor arriba y abajo, y cocemos durante 40 minutos o hasta que la superficie adquiera un tono dorado. Retiramos y dejamos reposar unos minutos antes de servir.
Con qué acompañar la tarta de cebolla y queso Gruyere
A esta tarta de cebolla y queso Gruyere, como a todas las tartas saladas o quiche, le va de fábula una buena ensalada de hojas verdes, de tomate y pepino o de alguna otra verdura ligera. Es perfecta para una comida informal o para la hora de la cena, pero también la podemos servir como parte de un bufé. Se puede comer caliente o fría, al gusto.
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