No solo de ensaladas y sopas frías vivimos en verano, aunque a veces las altas temperaturas nos parecen obligar a ello. Las masas saladas repletas de verduras de temporada apetecen también en estas fechas, aunque haya que pasar un pelín de calor al encender el horno, pero el electrodoméstico hará casi todo el trabajo en esta receta.
Porque no nos apetece complicarnos demasiado con masas caseras así que tiramos sin pudor de un hojaldre refrigerado o, como en este caso, la delicada masa filo típica de la cocina balcánica, del Magreb y de Oriente Medio, ligera, versátil y súper crujiente, perfecta para coronar con hortalizas de temporada como el tomate.
La tarta salada de queso ricotta y tomate se prepara en poco más de media hora y lo único que tenemos que hacer nosotros es pintar las hojas de pasta filo con mantequilla fundida o aceite y queso para superponerlas directamente en la bandeja de horno, lo que nos dará esa base hojaldrada tan crujiente y apetecible. Y he aquí el truco para que precisamente nos quede crujientísima, a pesar de que los tomates sueltan agua durante el horneado: la base de queso cremoso.
Utilizamos queso ricotta pero puedes hacer esa crema con queso feta, requesón bien escurrido u otro similar. Debe quedar con textura de queso crema, más bien espesa, pero untable y melosa. Si te quieres asegurar de que queda más crujiente, puedes espolvorear la crema de queso con pan rallado antes de coronarla con las hortalizas.
Añade la variedad de tomates que quieras, jugando con formas y tamaños, y aprovecha para echar alguna otra verdura que tengas por la nevera, como rodajas de calabacín o berenjena. Es un plato único perfecto para la cena o la estrella de un menú de picoteo acompañado de aperitivos y una buena ensalada.
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