Esta combinación de sabores me gusta especialmente, pero las verduras se pueden variar al gusto y también las especias y condimentos. Si bien el término "buñuelo" nos lleva irremediablemente al mundo dulce, como los buñuelos de viento o los buñuelos de Cuaresma y Semana Santa, también podemos preparar buñuelos en versión salada. Presentando así los buñuelos de maíz.
En pequeñas porciones, son bocados de lo más ricos y especiales para la hora de la cena, y resultan perfectos como alternativa a la hora del aperitivo. Es una receta fácil y además bien rendidora.
El sabor a maíz está muy presente en estos buñuelos, y aporta una textura interesante al morder. De manera opcional, un corazón de queso le aportaría más cremosidad y jugosidad, lo que los hace ideales para ese picoteo, pero incluso para convertirlos en un segundo plato con encanto.
La masa base está hecha de harina integral, huevo y leche, al igual que un buñuelo tradicional pero sin azúcar. A esta masa, se agrega luego la zanahoria rallada, el maíz amarillo y los condimentos a gusto y elección, la combinación de comino molido, canela y perejil seco, es de mis preferidas. Para una versión sin gluten, se puede utilizar harina de arroz o maicena.
Cocinar en una sartén con aceite. Una vez que el aceite esté caliente, agregar una cucharada colmada a la vez de la mezcla de maíz y alisar ligeramente la parte superior para que los buñuelos estén uniformes. Colocar varias porciones de masa en la sartén y esperar a que la masa se dore por los bordes, para luego dar la vuelta. Cuando se hayan dorado por completo, sacar del fuego y dejar encima de un plato con un papel absorbente para absorber el aceite excedente.
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Así ya los puedes servir. Ideal recién hechos y tan calientes como te sea posible. La textura de estos buñuelos es extremadamente esponjosa. Servir junto una ensalada de hojas verdes, y un cuenco de mayonesa, mayopoesto, guacamole o salsa romesco para untar los buñuelos. Es un placer para los sentidos.
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