La gente me mira raro cuando cocino las espinacas con esta especia, pero llevo haciéndolo toda la vida y quedan de lujo

Las especias que asociamos a postres también pueden utilizarse en la cocina salada

Desde que tengo uso de razón me gustan muchísimo las espinacas. Se ve que ya desde muy pequeña acepté probarlas la primera vez y las devoré con pasión, algo que mi madre siempre me recuerda que causó gran sorpresa en la familia. Años más tarde, cuando empecé a dar mis pinitos en la cocina, un buen día leí en alguna parte una receta que incluía una especia en particular, y no dudé en seguir las instrucciones. Desde entonces siempre echo canela a las espinacas.

Estaba aprendiendo a cocinar y confiaba ciegamente en libros, revistas e internet, mucho antes de que las redes fueran un hervidero de contenidos culinarios de dudosa fiabilidad. Me quedé con la copla de que la canela tiene un perfil aromático que marida muy bien con verduras, especialmente aquellas que asociamos a los meses fríos, con sabores terrosos y toques amargos.

Lo que no consigo recordar es la receta en concreto, pero la costumbre de, al cocinar espinacas, abrir el cajón de las especias para sacar el bote de canela, se ha quedado conmigo como algo casi automático. Molida o en rama, siempre en su justa medida para que realce a la verdura y no acapare los aromas del plato, para mí es imprescindible.

Un inciso: no echo canela a las espinacas siempre. Obviamente hay recetas concretas que no la llevan y no la necesitan, como las espinacas a la crema o el clásico andaluz de garbanzos con espinacas. Aunque admito que, sobre todo si cocino para mí sola, siempre le echo un poco al potaje de garbanzos y también a las espinacas de Cuaresma. Incluso en ocasiones le pongo un puntito si cocino para la familia y ni mi madre identifica de dónde viene ese toque que percibe con agrado.

Cuando echo canela siempre a ojo sobre la marcha es cocinándolas en la rutina diaria sin seguir recetas en concreto. Por ejemplo, al rehogarlas quizá con algo de cebolla pochada o ajo, o simplemente cociéndolas o preparándolas al vapor. Si hago un sofrito previo me gusta echar una rama de canela a la sartén antes de agregar las hojas verdes, pero con agregar la canela molida a media cocción es suficiente.

Muchas otras culturas utilizan la canela como parte de los aderezos de platos salados, tanto de carnes como de legumbres y verduras, y no hay que buscar mucho para comprobar que espinacas y canela son una pareja habitual en muchas cocinas del mundo. Si te animas a probarlo, ve con mesura al principio o puede que te choque mucho encontrar en las espinacas el aroma que asociamos más a postres como el arroz con leche.

Imágenes | Freepik/ededchechine - azerbaijan_stockers

En DAP | Vainilla en la cocina salada: los trucos de un estrella Michelin para mejorar las cremas de verduras

En DAP | Que no te den cassia por canela (de Ceilán): cómo distinguirlas, en qué se diferencian y por qué casi siempre compramos la primera

Ver todos los comentarios en https://www.directoalpaladar.com

VER Comentarios

Portada de Directo al Paladar