Quien tiene una berenjena tiene un tesoro, y también un controvertido emoji de WhatsApp para sembrar el caos en los grupos de amigos y familiares. Por suerte, si nos quedamos en la cocina, la berenjena nos puede servir como aldaba para abrir la puerta grande.
Especialmente cuando la vinculamos al queso, su más leal compañero de fatigas en el horno, donde ambos ingredientes se entienden perfectamente. Ejemplos no nos faltan para avalar esta relación, como sucede con la musaka griega.
Sin embargo, la musaka implica un extra de complicación –y de carne picada– que ralentizaría nuestra cena rápida. Justo todo lo contrario de las berenjenas a la parmesana que te ofrecemos desde DAP y donde solo tienes que cortar la berenjena en rodajas, tan finas como quieras, y la mozzarella, para luego darle un toque de horno a la mezcla.
Misterio tiene poquito. Basta precalentar el horno a 180 ºC mientras cortamos las berenjenas, que vamos a dejar reposar 10 minutos en sal gruesa para que no amarguen y suelten el exceso de agua.
Ya escurridas y limpias, cogemos las berenjenas y les damos un toque en la plancha con un poco de aceite. Debe ser lo justo para que se cocinen ligeramente y se doren, pero no para rematarlas; eso lo vamos a hacer en el horno.
Con las rodajas listas, preparamos una bandeja de horno, colocamos un poco de salsa de tomate en el fondo y hacemos una torre, superponiendo capas de berenjena, un poco de parmesano rallado y una rodaja de mozzarella. Así hasta que hayamos terminado la construcción de la torre.
Tras esto, batimos un huevo con un poco de leche, lo mezclamos con un poco de queso rallado y napamos la última capa de berenjena, chorreando por la torre, y metemos en el horno a 180 ºC durante 20 minutos hasta que quede doradita y el queso haya quedado bien fundido.
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