¡Cuántas pasiones levanta una fuente de croquetas! Da igual el relleno que lleven, siempre triunfan. Yo suelo aprovechar sobras de otras elaboraciones para prepararlas, aunque en esta ocasión he usado los restos de verduras que tenía en la nevera. El resultado ha sido magnífico y aquí estoy para compartirlo con vosotros.
Brócoli, cebolla, zanahoria y coliflor, a partes iguales, son las protagonistas de la receta de croquetas de verduras, pero bien podrían haber sido otras. Te animo a que las prepares adaptando los tropezones del relleno a lo que tengas en casa. ¡No hace falta salir a comprar nada!
Las croquetas de verduras saldrán bien ricas en cualquier caso si se sabe dar el punto correcto a la bechamel para que salgan cremosas. Siempre bienvenidas, ya sea para picotear, como entrante, como parte de un plato combinado o como plato único de un almuerzo junto con una buena ensalada.
Picamos todas las verduras finamente, en brunoisse. Usa una picadora para que te facilite la tarea o hazlo a cuchillo. Calentamos la mitad del aceite en una sartén grande y las pochamos a fuego bajo, lentamente, hasta que queden tiernas sin dorarse ni quemarse.
A continuación hacemos un hueco en el centro, añadimos el resto del aceite y, cuando esté caliente, incorporamos la harina. Removemos para integrar al tiempo que la rehogamos durante un par de minutos.
Incorporamos la leche y la nata líquida poco a poco, sin parar de remover, para que se absorba lentamente y no se formen grumos. Condimentamos con sal, pimienta y nuez moscada y añadimos una o dos ramas de tomillo fresco (opcional) para aromatizar la masa de las croquetas. Cocemos a fuego suave.
Sabremos que la masa está lista cuando, al pasar la cuchara, se marque un pasillo en la sartén. Esto ocurrirá tras unos unos 15-20 minutos. Pasamos la masa a una fuente, la cubrimos con film transparente para que no se forme costra y esperamos a que se atempere antes de guardarla en la nevera al menos cuatro horas (mejor si es toda la noche).
Cuando la masa esté bien fría formamos las croquetas tomando pequeñas porciones y dándoles la forma deseada. Después las rebozamos pasándolas por harina, huevo batido y pan rallado, asegurando que quedan bien cubiertas y no se sale la masa durante la fritura.
Por último, calentamos abundante aceite de oliva en un cacito y freímos las croquetas, que tienen que quedar bien sumergidas en él. Para que salgan perfectas no hay que tocarlas una vez dentro y conviene freírlas en tandas de tres o cuatro, así mantenemos la temperatura del aceite y absorben menos aceite.
Con qué acompañar las croquetas de verduras
Siempre me ha gustado la combinación croquetas con ensalada, sobre todo si las sirvo como plato único a la hora del almuerzo. Una cantidad generosa de ambas es suficiente para llenar el estómago. No obstante, las croquetas de verduras (como cualquier otra) son perfectas para un bufé variado o una mesa de picoteo. Y, por supuesto, para la hora del aperitivo. ¿Cómo y cuándo te gustan a ti?
En DAP | Croquetas de jamón
En DAP | Croquetas de chorizo