El brócoli congelado es una opción práctica para consumir esta verdura en cualquier época del año. Disponible en la sección de congelados de prácticamente cualquier supermercado, desde grandes cadenas hasta los más pequeños de barrio.
Se vende en bolsas de diferentes tamaños, y es posible encontrarlo tanto en ramilletes, en piezas individuales como en mezclas con coliflor y zanahoria.
Al estar ya lavado y cortado, el brócoli congelado ahorra tiempo en la cocina para mezclar en una sartén con un resto de pasta cocida o de arroz con salsa de soja por ejemplo, y tener en menos de 10 minutos un plato para el almuerzo o la cena sin grandes complicaciones. O bien, una de las 17 recetas saludables con brócoli para restar calorías y sumar fibra a tus platos.
A pesar de sus beneficios prácticos, lograr que el brócoli congelado conserve su textura crujiente y no termine blando tras la cocción puede ser un desafío. El secreto está en aplicar una técnica sencilla que respete la estructura de la crucífera. Desde no descongelarlo previamente hasta controlar el tiempo de cocción, cada paso es esencial.
Uno de los errores más comunes al cocinar brócoli congelado, es descongelarlo antes de tiempo. Esto no solo es innecesario, sino que además puede hacer que el brócoli absorba agua y se torne blando durante la cocción. Lo ideal es cocinarlo directamente desde el congelador en un horno precalentado a 220 ºC o en una sartén caliente sin nada de aceite de oliva, ni sal ni especias durante 12 a 15 minutos.
Otro punto importante, es extender las piezas de brócoli cómodamente, es decir que no estén unas sobre otras, para que haya un contacto parejo con el calor. Esta acción permite que la humedad se evapore, incluidos los cristales de hielo que puedan haberse formado en el proceso de congelación.
Una vez que el brócoli haya logrado esta primera cocción, es decir, que ha tenido el tiempo de eliminar la humedad, es el momento de condimentar y dejar que suceda la magia. Aceite de oliva, aceite de coco, aceite de sésamo, sal, pimienta, curry, pimentón, cúrcuma, jengibre, comino, hojuelas de chile, lo que gusten. Mezclar para cubrir bien el brócoli y cocinar 5 minutos más para un brócoli que esté tierno y crujiente, o bien unos 10 minutos para unas piezas más carbonizadas.
Desde una Ensalada César y guarniciones hasta platos principales como la fuente de brócoli al horno con queso feta, tomate cherry y limón, el brócoli congelado es un aliado y se puede convertir en el ingrediente estrella con este secreto de la doble cocción.
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