El sofrito es una base fundamental en la cocina mediterránea. Se trata de una cocción lenta de verduras en aceite, que concentra y realza los sabores, y por esto, un buen sofrito funciona como punto de partida para una amplia variedad de platos: arroces, guisos, estofados y más.
Cebolla, ajo, tomate, pimiento y aceite de oliva hacen la magia, y cada ingrediente cumple un rol particular. La televisiva cocinera Julie Andreu en un reciente video en redes sociales sin querer queriendo, develó el secreto para no quemar más la cebolla en la sartén.
El secreto de Andreu reside en un gesto tan simple como efectivo: añadir sal gruesa sobre la cebolla al inicio del sofrito. Este pequeño acto desencadena una serie de efectos positivos. La sal, al entrar en contacto con la humedad de la cebolla, crea una salmuera que eleva el punto de ebullición del agua presente en la verdura. Esto significa que la cebolla se cocina de manera uniforme y a una temperatura baja, previene que se queme antes de liberar sus azúcares naturales y caramelizarse.
Más allá de evitar que el bulbo se queme, la sal gruesa, al disolverse lentamente, sazona la cebolla de manera gradual y homogénea, intensificando su sabor sin llegar a salarla en exceso. La salmuera que se forma en la sartén ayuda a crear un ambiente húmedo que favorece la caramelización. ¿El resultado? Una cebolla suave y con un leve dulzor que hace una excelente base para el sofrito.
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