Sirvo este plato en casa todos los veranos: la receta que combina a la perfección pasta y berenjena

¿A quién no le gusta la pasta? Ante la duda sobre qué cocinar para dejar a todo el mundo contento en casa, la pasta suele ser el comodín que no falla, salvo que cometas algún destrozo particularmente grave preparándola. Y eso es difícil con las propuestas más sencillas, sin complicaciones ni tropecientos ingredientes. Así son la mayoría de recetas italianas, pastas del día a día con ingredientes frescos de temporada.

El drama de mi casa todos los tórridos veranos siempre ha sido tener que lidiar con la animadversión de mi padre hacia las ensaladas. Las rechaza de pleno, sean del tipo que sean. Tiene algún tipo de trauma infantil con algún engendro que le obligaban a comer de niño en Suiza y ahora solo con oír mencionar la palabra se le cierra el apetito. Para desgracia de mi madre, que si por ella fuera basaría los menús veraniegos casi al 100% en ensaladas de todo tipo.

Por suerte, las recetas de pasta al estilo italiano veraniego más puramente mediterráneo son un comodín que ocupan el hueco de la ensalada de pasta y mi padre devora con ganas. Una de nuestras favoritas, que repito yo misma cada año, recurre a una de las hortalizas que reina en estos meses de calor, la rica y sana berenjena.

No seguimos ninguna receta original fija porque es de lo más fácil de improvisar sobre la marcha, usando pasta corta tipo macarrones o penne rigate, unos buenos rigatoni o similar, cocinándolos al estilo de pasta alla norma pero sin ricotta salada. Y para aligerar calorías y pasar menos calor, en lugar de freír la berenjena -cortada en cubos o rodajas, si no es muy grande- la suelo cocinar primero en el microondas, o aprovecho el horno si lo voy a usar para otra receta.

Solo hay que saltear la berenjena parcialmente cocida en una buena sartén o cazuela amplia con un par de dientes de ajo picados, añadir un bote de passata o de tomate triturado o troceado y cocinar todo unos minutos mientras se cuece la pasta casi al dente. Otra opción es saltear tomates frescos pelados o usar salsa de tomate mezclada con la berenjena y poco de agua de la cocción de la pasta.

Se mezcla todo removiendo unos minutos más al fuego y se añade abundante queso parmesano y unas hojas de albahaca fresca. Pasta, berenjena, tomate y queso, una combinación que nunca falla y que se puede hacer más suculenta si lo ponemos todo en una fuente, cubrimos con mozzarella y más parmesano y gratinamos al horno, aunque eso lo dejamos para días de menos calor.

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