Las ostras son moluscos bivalvos, es decir, animales, dentro del sentido más amplio y comúnmente aceptado del término Animalia, uno de los grandes reinos de los seres vivos. El veganismo defiende un estilo de vida comprometido con el respeto de la vida animal hasta el punto de no consumir ni utilizar ningún producto que pueda incluir algún ingrediente de origen animal. Pero hay veganos que ocasionalmente consumen ostras, y lo hacen sin caer en contradicciones con sus creencias ni considerarlo una excepción.
La clave nos la da el Diccionario de la RAE, que define animal, en su primera acepción, como “Ser orgánico que vive, siente y se mueve por propio impulso”. Los veganos que comen ostras están convencidos de que estos moluscos son seres no sintientes.
El gran defensor de esta premisa es el filósofo australiano Peter Singer (1946), considerado uno de los pensadores más influyentes en los movimientos de defensa de los animales. Sus ideas causaron un gran impacto con la publicación en 1975 de Liberación animal: Una nueva ética para nuestro trato hacia los animales, en el que exponía la necesidad de dejar de considerar a los animales como cosas u objetos para tratarlos con igualdad como sujetos con derechos. También sentó las bases del antiespecismo, pues se opone a que un ser vivo pueda ser discriminado solo por pertenecer a otra especie.

Siguiendo la teoría de Singer, todos los seres vivos capaces de experimentar algún tipo de sufrimiento merecen la misma consideración y los mismos derechos. Pero el propio filósofo afirma que las ostras no pertenecen a este grupo de seres vivos, es decir, no son capaces de sentir ni de sufrir. Por tanto, no habría problema alguno, moralmente hablando, de usarlas como alimento.
Si las ostras no son capaces de sentir sufrimiento, es moralmente aceptable comerlas
Lo confirmó en una entrevista en el año 2023, con motivo de la reedición de Liberación a raíz de su 50 aniversario. “Creo que es poco probable que las ostras sientan dolor. E incluso si crees que lo hacen, entonces, debido a la forma en que se cultivan y cosechan, es muy posible que no seas responsable de más dolor que si comes plantas”. En su planteamiento, Singer defiende que el cultivo de plantas también produce ocasionalmente sufrimiento animal, pues las prácticas agrarias provocan la muerte de insectos o roedores.
Por tanto, los veganos que comen ostras comparten la visión de este filósofo al considerar que, al carecer de cerebro y sistema nervioso, no son seres sintientes, por tanto no sufren durante su crianza, recolección y consumo. Además, son uno de los mariscos más sostenibles que existen, pues los arrecifes de ostras contribuyen a capturar carbono y pueden proteger de la erosión las zonas circundantes. Su producción es relativamente sencilla, requiere pocos recursos y su huella de carbono es muy reducida.
No todos los veganos comparten esta filosofía, y la cuestión genera debates y polémicas dentro del movimiento, pues no es tan fácil determinar qué es un animal con derechos. Algunas personas que se definen como veganas y defienden los principios del veganismo como forma de vida, ocasionalmente son más flexibles con su dieta, por ejemplo aceptando huevos de producción ecológica.
Como cualquier elección alimentaria o de estilo de vida, aceptar o rechazar las ostras para consumo responde a una elección muy personal. Depende de las convicciones morales de cada individuo, y de ser coherente y consecuente con ellas en todos los aspectos de la vida.
Imagen | Unsplash/Cathrine Skovly - Mitili Mitili
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