Ya os hablé de mi visita a una tienda marroquí hace unos días. Me he puesto a buscar recetas en mis libros y he recordado estas sencillas zanahorias confitadas al comino. Se cocinan con mantequilla y especias hasta que se cuecen en sus jugos, y luego se condimentan con aceite de oliva, zumo de limón y cilantro. Se sirven frías como una ensalada veraniega refrescante. Si no te gusta el picante puedes eliminar las guindillas.
Ingredientes: 800 gr. zanahorias, 3 dientes de ajo, 1 cucharadita de cominos molidos, 1 cucharada sopera de azúcar, 50 gr. mantequilla, 1 guindilla, 2 cucharadas de aceite de oliva virgen, 1 limón, un ramillete de cilantro fresco, 1 cucharada de hojas de perejil, pizca de tomillo, 1 hoja de laurel, sal, pimienta negra molida.
Preparación: Pela y corta en rodajas las zanahorias. Se ponen en un cazo con el ajo picado, el comino, el azúcar, el perejil picado, el laurel, la mantequilla y el tomillo. Salpimienta y añade un poco de agua, lo justo para cubrir.
Cuece a fuego lento hasta que haya evaporado casi todo el líquido y las zanahorias estén tiernas, unos 20-25 minutos aproximadamente. Condimenta con el aceite de oliva, el zumo de limón, colado, y el cilantro fresco picado. Deja enfriar y sirve. Puedes usar este plato como guarnición o como una ensalada ligera, de entrante.
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