Quizás aprovechando que estamos justo en el comienzo de la primavera, la estación más esplendida en relación a los productos de la huerta, se realizó ayer, en El Llagut de Tarragona, el restaurante que regenta Ramón Martí junto a su esposa, la presentación de los cocineros de la provincia que se han comprometido, a través de la marca Slow Food y de la red de restaurantes Km 0, con los productos de proximidad y temporada.
Este año han sido 33 los restaurantes catalanes que este año han obtenido el distintivo de Km 0 Slow Food. Esto supone que son más de doscientos productores locales, los que se benefician de esta filosofía de trabajo y los que se preocupan por obtener un alimento bueno, limpio y justo.
En el acto, presentado por Slow Food Priorat, se habló de las características de los restaurantes adscritos al movimiento Slow Food y de los restaurante con la filosofía Km 0, del trato y la complicidad que se crea entre los productores y los consumidores y de la necesidad que hay de recuperar productos y mercados locales casi perdidos.
Los programas Slow food y Km 0, a pesar de ser distintos, tienen filosofías complementarias. El primero predica que hay que recuperar el placer de redescubrir la cultura, la riqueza y los aromas de la cocina local, en una lucha encarnizada contra la llamada comida rápida o fast food. La segunda promueve el uso de productos cercanos, ecológicos, de calidad y además pagando a los productores un precio justo por ellos. Si tenemos en cuenta lo anterior, resulta lógico pensar que muchos cocineros y restaurantes quisieran trabajar con ambas cosas, haciendo que su trabajo destaque en todos los sentidos, incluido por supuesto uno de los más importantes cuando hablamos de gastronomía el del sabor.
Tuve la oportunidad de hablar con algunos de los cocineros de los restaurantes con el distintivo, de la provincia de este año, Antoni Bru del Celler de l'Aspic, Xavier Fabra de la Quinta Forca, Matías Fernández del Quinoa y Gerson Ribal de La Grava.
Por supuesto, como algo previsible y totalmente deseable, cuando se reúne un grupo de personas para hablar de temas gastronómicos y muchos de ellos son cocineros, la presentación tenía que acabar inevitablemente con la degustación de algunos productos y de platos Km 0, huelga decir que fueron bocados deliciosos, que sirvieron para convencerme, aún más si cabe, que las pequeñas molestias que pueda causar el plantearse un cambio de hábitos en relación con la manera y los sitios donde comprar, es una inversión en sabor y calidad, que merece la pena.
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