Todo buen cervecero que se precie debe seguir los 10 mandamientos de la Biblia de la Cerveza. Puede parecer que para ser un amante de la cerveza basta con que te guste disfrutar de una de vez en cuando, pero ser cervecero va un poco más allá, y por eso tenemos nuestros propios mandamientos.
Y es que un buen cervecero trata a la cerveza con mimo y respecto, y no la bebe en cualquier circunstancia, sino que valora y cuida ese momento en el que levanta la copa y está a punto de dar el primer trago.
Amarás a la cerveza por encima de todas las bebidas
Porque la cerveza es única, y no hay nada comparable a ese primer trago tan refrescante, en el que las burbujas acarician nuestro paladar al tiempo que nuestra nariz disfruta del aroma a malta y notamos ese ligero amargor recorriendo la boca.
Si es que con solo imaginar al camarero tirando una caña perfecta, con esa crema, esa burbuja y todo lo que define a una buena cerveza, ya empezamos a salivar como los perros de Paulov al oír una campana.
Disfrutarás de tu cerveza con los amigos
Porque aunque una cerveza se disfruta en cualquier circunstancia, no hay nada como tomarse una cerveza rodeado de tus amigos o tus amigas, echándote unas risas, viendo el fútbol, celebrando una victoria, haciendo más llevadera la derrota, comentando los tejemanejes del trabajo o los amores y desamores.
Honrarás a la cerveza disfrutando de cada trago
Porque la cerveza hay que disfrutarla del primer al último trago. Por eso es tan importante que esté bien tirada, para que la crema proteja a la cerveza de la oxidación y no se pierda el carbónico tampoco, y así podamos disfrutar de cada trago hasta el final.
Santificarás las fiestas de la cerveza
Porque aunque es una fiesta de origen alemán, es difícil imaginar una fiesta mejor que una en que la cerveza es la protagonista absoluta, y nosotros los invitados que tendremos el placer de poder degustarla acompañada de buena comida y mejor compañía
No aceptarás una cerveza mal tirada
Porque sabemos lo importante que es que una cerveza esté bien tirada para que el trago sea totalmente satisfactorio. Si no se atempera el vaso, la cerveza se nos calentará antes de tiempo, si se sirve sin cuidado, se generará espuma y la cerveza perderá carbónico, y si no se añaden esos dos dedos de crema, nos quedaremos sin la protección que ofrece a la cerveza y no disfrutaremos de ella de principio a fin.
No robarás un trago de la cerveza de tu amigo
Porque basta con que alguien de un sorbo de tu cerveza para que, al acabártela, eches de menos ese trago, y mires furioso a tu amigo. Por eso, si tienes la necesidad de dar ese trago, lo mejor es que te pidas una caña para ti mismo y la disfrutes tranquilamente. Salvo que quieras hacer de rabiar a tu amigo, claro, que eso es otra cosa.
Venerarás a los maestros tiradores
Porque ellos han convertido el tirar una cerveza en todo un arte, y eso es digno de admiración. Además son capaces de hacerlo mientras toman nota de tu comanda de tapas, vigilan que a nadie le falte cerveza en sus vasos y canta la comanda de otra mesa a la cocina.
No codiciarás la cerveza ajena
Porque si te apetece una cerveza, es tan fácil como pedirle una a tu camarero y observar como luce su arte frente al tirador, sabiendo que en unos instantes podrás posar esa magnífica caña en tus labios y disfrutar de un largo trago. Y es que no hay nada más triste que irse de un bar con el regusto amargo de no haberse pedido esa caña que tu amigo bebía tan alegre.
Peregrinarás a los Bares Maestros
Porque en ellos tendrás la certeza de encontrar a un maestro tirador que nos deleitará con su arte y nos servirá una magnífica caña, con sus dos centímetros de espuma, su nube de carbónico y su inconfundible sabor. Merece la pena peregrinar a un Bar Maestro, aunque seguro que encuentras uno cerca de ti.
No beberás cerveza caliente
Porque aunque el deseo de beber cerveza nos pille sin ellas en la nevera o lejos de un Bar Maestro, siempre podemos recurrir a los trucos para enfriar una cerveza rápidamente y así disfrutar de la cerveza a la temperatura adecuada.