La vitamina B12 es uno de los micronutrientes esenciales para el organismo cuyo déficit tiene graves consecuencias en la salud, pudiendo llegar a ser fatal. Se calcula que más de mil millones de personas sufren deficiencias de esta vitamina, un déficit que tradicionalmente se combate con alimentos y suplementos animales, especialmente de la carne y lácteos, pero cuya producción choca con los objetivos medioambientales de sostenibilidad.
Ahora, un trabajo de investigación liderado por Asaf Tzachor, fundador y director académico del Programa de Sostenibilidad y Clima de Aviram en la Universidad Reichman, junto con un equipo de científicos de Islandia, Dinamarca y Austria, ha revelado la manera de cultivar espirulina controlada para producir una biomasa nutritiva rica en vitamina B12, con una huella de carbono neutra.
Los resultados del estudio, publicado este mes de agosto en la revista Discover Food, apuntan así a una solución sostenible y accesible para combatir los niveles bajos de vitamina B12, uno de los déficits nutricionales más extendidos en todo el mundo y que ponen en riesgo la salud y la vida de millones de personas.
Recordemos que la vitamina B12 o cobalamina es una vitamina hidrosoluble esencial para el funcionamiento correcto del organismo. Su papel es clave en la salud del sistema nervioso y del cerebro, y resulta esencial en el metabolismo energético, la formación de proteínas y la sangre, entre otras funciones. Aunque se puede producir de forma natural mediante simbiosis bacteriana, los seres humanos dependemos en gran medida de su ingesta mediante los alimentos, y solo se encuentra en productos de origen animal, como carne, huevos, lácteos y pescado.
Las poblaciones con desnutrición o malnutrición y los grupos más vulnerables que no cubren sus ingestas mínimas necesarias de proteínas, grasas, vitaminas y minerales, son más propensos a presentar niveles bajos de vitamina B12, poniendo en riesgo su vida y causando daños irreversibles.
Para elaborar suplementos de esta vitamina que cubran las necesidades tanto de vegetarianos y veganos como de personas que sufren malnutrición, se ha propuesto recurrir a nuevos alimentos como las algas, especialmente la espirulina (Arthrospira platensis), pues es de los pocos productos vegetales que sí contienen B12, pero cuya disponibilidad era, hasta ahora, muy pobre.
"La mayoría de la vitamina B12 que se encuentra en la llamada espirulina tradicional es una forma pseudoactiva, no disponible para los humanos, conocida como pseudovitamina B12. Esto hace que la espirulina tradicional sea una alternativa limitada a los alimentos de origen animal", explican los investigadores.
Como respuesta a esta dificultad, el equipo de científicos se propuso manipular las condiciones de luz a la hora de cultivar espirulina de forma controlada para tratar de mejorar la producción activa de vitamina B12, y los resultados son muy prometedores.
Utilizando un sistema biotecnológico desarrollado por VAXA Technologies en Islandia, modificando las condiciones lumínicas artificialmente, los investigadores han logrado cultivar espirulina fotosintéticamente controlada, para producir biomasa nutritiva que contiene vitamina B12 activa a niveles comparables a los de la carne de vacuno (1,64 µg por cada 100 g, frente a los 0,7-1,5 μg por cada 100 g de la carne de vacuno).
En palabras de Tzachor a Phys.org, "los resultados demuestran que la espirulina controlada fotosintéticamente puede producir niveles deseables de vitamina B12 activa, ofreciendo una alternativa sostenible a los alimentos tradicionales de origen animal".
Preocupados por la huella de carbono de este tipo de producciones a gran escala, el equipo ha calculado que Islandia, redistribuyendo adecuadamente el gasto energético de la industria pesada, podría producir hasta 277.950 toneladas anuales de biomasa de espirulina, lo que supondría cubrir la ración recomendada para más de 13,8 millones de niños de entre 1 y 3 años en todo el mundo.
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