Comer sin gluten sin ser celíaco: ¿qué sentido tiene?

El 27 de mayo se celebra el Día Nacional del Celíaco, una fecha que las asociaciones de celíacos aprovechan para lanzar campañas de información sobre la enfermedad y reivindicación de sus derechos. Pero este año parece que la conversación viene más rodeada de polémica porque se vuelve a poner el foco en la problemática del gluten, no solo para celíacos. ¿Por qué llevar una dieta sin gluten sin ser celíaco? ¿Tiene beneficios la moda gluten free? ¿Es peligroso eliminar el gluten sin motivo?

Nos encanta demonizar ciertos alimentos y eso puede ser positivo en casos como el azúcar o el aceite de palma, pero hay que tener cuidado con los radicalismos y las modas. El caso del gluten es complejo porque ni es malo por sí mismo ni tampoco imprescindible en una dieta equilibrada. Eliminar el gluten solo por moda puede tener consecuencias negativas, pero no de la forma que ciertos titulares sensacionalistas han difundido recientemente.

Dieta sin gluten: ¿por qué se ha puesto de moda?

Como tantas tendencias alimentarias que han surgido en los últimos años, la dieta gluten free empezó a cobrar fuerza de la mano de personajes famosos que aprovechan las redes para difundir sus mensajes. Lo saludable -o healthy y fit, como parece que hay que decirlo ahora- es tendencia y qué mejor que seguir a ciegas las recomendaciones de modelos, actores y actrices, cantantes o influencers, figuras convertidas en gurús de la salud que millones de personas imitan y siguen como modelos de vida.

Yo diría que la demonización del gluten se ha visto potenciada por la lucha generalizada que hay contra los hidratos de carbono y el auge de otras dietas de moda, como la paleo. También es cierto que la enfermedad celíaca hasta hace poco era prácticamente desconocida por la población general, y al hacerse más visible el mensaje contra el gluten está calando más hondo.

Hay famosos celíacos que han ayudado a hacer más visible esta patología, como el tenista Novak Djokovic, quien afirma que el cambio de alimentación fue clave en mejorar su rendimiento deportivo. Otros simplemente pregonan los beneficios de renunciar al gluten, como Gwyneth Paltrow, que lleva años dando consejos -muy debatibles- sobre salud y belleza. Entre los ejemplos más recientes tenemos el de Blake Lively, que alaba el eliminar el gluten junto con otros cambios de alimentación para recuperar el peso tras el embarazo.

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Los supuestos beneficios de comer sin gluten

¿Por qué renunciar voluntariamente al gluten en la dieta sin ser celíaco? Más allá de los que se hayan apuntado solo porque sea la moda, hay una falsa creencia de que el gluten afecta negativamente a la salud y que eliminarlo tiene efectos positivos. Como defienden las celebrities de turno, supuestamente ayuda a adelgazar, evita problemas de digestión y te hace sentirte mejor y estar, en general, más sano.

Y digo falsa creencia porque no hay ningún estudio que avale tales informaciones al respecto. El gluten no es malo para quien no sea celíaco y tampoco tiene beneficios probados renunciar a él. Pero mucha gente sigue empeñada en que desde que dejó el gluten se siente mucho mejor, ¿por qué?

Hay varios motivos que pueden explicarlo, empezando por los efectos placebo y nocebo; personas que por dejar de tomar algo que creen malo se autoconvencen de que están mejor, o lo contrario, sentirse peor al ceer que estás comiendo algo malo. Y de ahí pasamos al peligroso “a mí me funciona” en el que se basan tantas pseudociencias sin ningún rigor científico.

¿Puede realmente tener efectos beneficiosos? Sí, pero no por dejar el gluten por sí mismo. La clave está en que, tradicionalmente, donde más consumimos gluten es a través de alimentos poco recomendables: bollería industrial, dulces, alimentos ultraprocesados, precocinados, productos refinados, salsas comerciales, comida rápida, etc.

De este modo, es común que al dejar el gluten la persona se preocupe más por su alimentación en general y empiece a comer de forma más saludable, lo que lógicamente también ayuda a adelgazar. Cambiar la pasta refinada por legumbres o el pan blanco de mala calidad por una variedad de cereales integrales y más verduras es una buena decisión, pero no porque el gluten sea el demonio.

Hay que señalar como excepción que hoy se sabe que existen intolerancias al gluten no-celíacas y que parece que una dieta sin gluten sí es beneficiosa en el tratamiento de ciertas patologías inflamatorias o autoinmunes.

Consecuencias negativas de esta moda

Lo más preocupante es que la moda sin gluten está teniendo efectos negativos que afectan a celíacos y no celíacos. Hay tanta gente aputándose al gluten free que se está banalizando la enfermedad y empieza a haber inconsciencia sobre los problemas reales a los que sí se enfrentan las personas celíacas.

Como denuncian colectivos y asociaciones de afectados, se están relajando los protocolos de seguridad alimentaria y aumentan los casos de contaminación cruzada. Hay tanta gente que pide comida sin gluten, pero solo “porque es más sano”, que no pasa nada si se cuelan trazas en un plato o un alimento. Pero claro, no pasa nada si no eres celíaco, para alguien que sí padece la enfermedad puede tener consecuencias fatales.

La industria alimentaria se está aprovechando del tirón y lo está explotando. Ahora hay muchos productos etiquetados como sin gluten, pero al percibirse como una moda caprichosa lo ven como una oportunidad para subir los precios, como si fueran productos de lujo aunque en teoría deberían ser naturalmente sin gluten. Yo temo encontrarme cualquier día una etiqueta “gluten free” en los tomates.

¿Y qué pasa con la línea de productos específicos? Además de que siguen siendo caros, estamos viviendo otra mala consecuencia: una mayor oferta de alimentos nada saludables. Galletas, dulces, gominolas, caramelos, refrescos, bebidas alcohólicas, bollos, aperitivos salados, cereales de desayuno, postres lácteos, embutidos... la oferta sin gluten es cada vez más grande, y no precisamente enfocada a lo sano.

Así que se está perdiendo ese efecto positivo anterior: llevar una dieta sin gluten podría ser incluso menos saludable. He visto algo parecido en la intolerancia a la lactosa, otra “moda” que lleva a la gente pensar que un batido de chocolate sin lactosa es más sano. Hace poco fui testigo de una conversación en una cafetería en la que una chica afirmaba “el gluten es malísimo porque no es natural”; se comió una napolitada industrial de chocolate. Sin gluten, eso sí.

El gluten no es malo, pero tampoco imprescindible

Dicho todo esto, creo que también es justo señalar que el gluten tampoco es imprescindible en una dieta equilibrada. En las últimas semanas se ha lanzado un mensaje alarmista en algunos medios por hacerse eco de la noticia de que un bebé murió porque sus padres le dieron una dieta sin gluten. No, que no tomara gluten no fue el motivo de tan trágico suceso.

A principios de mes también se ha difundido otro mensaje engañoso al interpretar mal los resultados de un estudio publicado en el British Medical Journal sobre el consumo de gluten en no celíacos. Se ha dicho que la dieta sin gluten puede causar diabetes o aumentar el riesgo cardiovascular, pero tampoco es exactamente cierto. Como bien explican en este vídeo las dietistas-nutricionistas Lucía Martínez y Virginia Gómez, el problema no está o deja de estar en el gluten: lo malo es comer mal.

Se puede llevar una dieta saludable comiendo o no comiendo gluten, no pasa nada por renunciar a él siempre que no se haga por moda o por falsas creencias. Ni el gluten o el trigo son el mal -a pesar de que haya gurús que lo afirmen así tranquilamente-, ni tampoco la base de una alimentación sana. Lo que hay que hacer es cambiar los malos hábitos, dejar los procesados y comer comida real, cocinando en casa con productos frescos y variados, con abundantes verduras, frutas y legumbres.

Fotos | iStock.com
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