Las vacaciones de verano que ahora terminan para muchos, en muchos casos se han convertido en los últimos años en un escape, una cura para el estrés. Antes las vacaciones (hablo de hace unos cuantos años) eran una escusa para veranear en la playa, conocer esa ciudad, estar más tiempo en familia… Ahora, son, en muchos casos, un descanso al estrés cotidiano.
Ahora toca volver, volver al tajo, ¿volver al estrés? No sé que opináis vosotros, yo pienso que una vida con estrés es una vida muy mejorable. El estrés produce malestar, problemas estomacales, problemas de insomnio, desequilibrios psicológicos, cambios de humor…infelicidad.
La actitud ante la vida, así como los hábitos alimenticios, pueden ayudar a combatir la enfermedad de la infelicidad. Ahora comienza un nuevo curso, vamos a ver cómo hacerlo sin dar pie a tan desdichado estado de ánimo. La comida, el alimento, pueden ser nuestros aliados contra el estrés.
Os cuento.
Para muchos, en septiembre comienza el ritmo frenético. El despertador a las 6´00 de la mañana, una ducha rápida, un café y una hora de atascos hasta llegar al curro, a verle la cara al “inhumano” de tu jefe, a la cotilla de tu compañera y al trepa del encargado. A media mañana otro café. Un poco más de trabajo duro. Son las 2´00h, comer cualquier cosa y seguir con ese peñazo en el ordenador.
A las 10´00 de la noche llegas a casa y, claro, no te apetece más que sentarte en el sofá y fumarte todos esos cigarros que, por culpa de la nueva ley, no has podido fumar en el trabajo. No cenas nada decente, cualquier cosa, y te vas a dormir después de un poco de telebasura. A las 6´00 vuelve a sonar el despertador.
¿Cómo y de qué manera puede alguien pretender sobrevivir de esta manera con un mínimo de “calidad”?, imposible. Totalmente inviable. En primer lugar, es necesario comenzar el día alimentándonos correctamente. Lo mejor es invertir en una licuadora y empezar con un zumo natural de frutas del tiempo. Esto nos aporta vitaminas, minerales y azúcares, que nos espabilan y nos mantienen despiertos, hasta la hora del desayuno.
Digerido el zumo, hemos de desayunar bien, esto es, alimentos sólidos y alimentos líquidos. Café con leche y tostadas, te y bizcocho, yogur y cereales. La idea es llenar el estómago y aportar al organismo la energía necesaria para hacer frente a las horas matinales y su actividad, sin tener que echar mano de la estructura corporal, cosa que nos debilitaría y nos comería, poco a poco, día a día, salud.
Después del desayuno y hasta la hora de la comida, aprovecharemos para hidratarnos, es bueno tener la sana costumbre de acompañarnos de una botella de agua, allí donde vayamos. Y llega la hora de la comida. Es vital para sentirse bien y para mantenerse sano, comer caliente, sentado, tranquilo y dedicarle su tiempo, a diario. Si tu trabajo no te permite comer de esta manera, te doy un consejo, cambia de trabajo.
En este país cada día se le da menos importancia a la comida y más al trabajo. Todo son anuncios de “no pases tiempo en la cocina, come en 5 minutos”, pero ¿qué de malo tiene meterse en la cocina y comer bien?, nada, no tiene nada de malo, al contrario. Un ser bien alimentado suele ser un ser feliz. El que come frio y rápido a diario, suele tener cara de amargado y, casi seguro, ardores a menudo.
Que nadie te quite tu tiempo para comer. Que tienes media hora pues bueno, media hora en la que te propongas alimentarte y disfrutar de tu comida. Pasa del móvil, pasa de leer el correo, pasa de observar como la cotilla de tu compañera se depila las cejas mientras engulle su ensalada de pasta. Solo aliméntate relajadamente, da a tu cuerpo un momento solo para el ¿no crees que se lo merece?
Es importante masticar y salivar cada bocado. No comer con prisa. ¿Conoces alguna persona gruesa que coma despacio?, tomate tu tiempo y disfruta. Acompaña tu comida con una copa de vino o un pequeño vaso de agua, y una ensalada. Evita las bebidas gaseosas y, preferiblemente, deja la fruta para la merienda, no la comas después de comer, de esta manera tendrás digestiones más ligeras.
Es importante no pasar hambre y tampoco hincharse, lo suyo es comer 5 veces al día, y disfrutar de cada una de ellas, no comer por comer. A medio día se debe comer caliente, así como por la noche, ya terminado el periodo laboral, es muy reconfortante regalar al cuerpo con algo caliente. Esto reconforta y propicia el descanso.
Sí, todos sabemos que la vida es dura, que pocos tenemos un trabajo que nos gusta, que los madrugones, los atascos, el menú del bar del trabajo…nos matan. Por eso, por eso debemos centrarnos en aquello que tenemos fijo de por vida. Nuestro alimento diario. Si conseguimos ver cada una de nuestras comidas como un placer, un escape, un gustazo, tendremos garantizados al día, de tres a seis momentos de placer. Con esta expectativa ¿crees que el estrés tendría tanto sitio en tu vida?
Piénsalo, queda todo el curso por delante…
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En Directo al Paladar | Kcal. ¿Cuánto pesa nuestra comida? (II)