Demonizamos el zumo y los refrescos, pero hay una bebida más peligrosa que eleva los niveles de azúcar: la cerveza

Aunque sea de baja graduación, la cerveza contiene hidratos de carbono que impactan en la glucosa

Tras varias décadas evitando las grasas, el foco de los organismos sanitarios pasó a centrarse en divulgar sobre los peligros del exceso de azúcar en nuestra dieta. El llamamiento de la OMS a reducir el consumo de azúcares añadidos y libres para prevenir todo tipo de enfermedades y problemas de salud ha hecho su efecto, pero tiene otra consecuencia no tan positiva: hemos demonizado tanto algunos productos que pasamos por alto otros con igual o más riesgo.

Además de divulgar contra esos falsos gurús que defienden las mal llamadas dietas détox o el consumo excesivo de zumos y batidos "naturales" para adelgazar o "desintoxicar" el organismo, que nunca pueden sustituir al consumo de frutas y verduras enteras, hemos pasado al lado contrario, demonizando esas bebidas en exceso. Hasta el punto de que incluso hay que salir en defensa de las propias frutas frente a quienes alertan, erróneamente, de su alto contenido en azúcares.

Obsesionarse con falsos enemigos puede hacernos perder el foco en otras cuestiones del día a día que sí tienen impacto en la salud.

Tomar un zumo de naranja natural sin que sustituya a las raciones diarias de fruta, o disfrutar de un refresco light de vez en cuando, no hace daño a ninguna persona sana que siga un estilo de vida equilibrado. De poco sirve estigmatizar estas bebidas si después nos vamos de cañas o encadenamos cervezas sin darnos cuenta.

En los momentos de ocio podemos dejarnos llevar y consumir el tan socialmente aceptado alcohol casi sin darnos cuenta, sin percatarnos de que también la cerveza tiene impacto en los niveles de glucosa. No existe un consumo seguro de alcohol: la cantidad saludable es cero, y las personas con diabetes deben controlar aún más su ingesta para evitar problemas graves derivados de los niveles de glucosa de su organismo.

El efecto de la cerveza en la glucosa

La cerveza, pese a ser, normalmente, una bebida de baja graduación alcohólica, esconde riesgos incluso más dañinos que otras bebidas aparentemente más peligrosas. Todavía mucha gente no piensa en esas inocentes cañas o los quintos que comparten con amigos después de trabajar como un "consumo de alcohol" problemático, precisamente por su baja graduación.

Pero si se encadenan varias cañas, algo habitual en nuestra sociedad, el riesgo se dispara. El hígado solo es capaz de metabolizar una cerveza por hora, y para ello necesita emplear glucosa ingerida o almacenada en forma de glucógeno. En cualquier caso, metabolizar el alcohol supone un riesgo añadido para los diabéticos, pues puede provocar hipoglucemia.

La cerveza, además, tiene más hidratos de carbono que el vino, unos 3,18 g de media por cada 100 ml, según la BEDCA -con variaciones según el tipo-; el vino tinto solo aporta, en la misma cantidad, 0,3 g de hidratos, esto es, de azúcares. Si sumamos los efectos perjudiciales que ya de por sí tiene el alcohol, la cerveza añade más riesgos a un consumo despreocupado. Y los últimos estudios apuntan a que el consumo en alcohol también puede aumentar el riesgo de diabetes tipo II.

De poco te servirá evitar el zumo de naranja del desayuno si después del trabajo te tomas unas cañas, peor aún si lo haces con el estómago vacío.

Imágenes  | Freepik

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