Son de sobra conocidos los beneficios del aceite de oliva, los expertos no dejan de recomendar su uso frente a otras grasas (animales y aceites refinados) e incluso desde las instituciones se fomenta su consumo como parte de la dieta mediterránea. Sabemos que las distintas categorías de virgen o virgen extra indican la calidad del aceite, pero además afecta a sus potenciales efectos beneficiosos en el organismo.
Así lo corrobora un estudio de cohorte desarrollado por investigadores españoles, publicado en la revista científica 'European Journal of Clinical Nutrition'. Los autores plantearon la necesidad de discernir entre las variedades de aceite de oliva más comunes en la población española para ahondar en la asociación entre su consumo y el menor riesgo de mortalidad. De este modo, se podrán precisar mejor los efectos positivos que tiene el aceite de oliva en la mortalidad total de la población.
El equipo de investigadores, liderado por Donat-Vargas, C., Lopez-Garcia, E. y Banegas, J.R, ha hecho un seguimiento de 12.161 personas reclutadas entre 2008 y 2010, mayores de 18 años, hasta el año 2019. Para ello, se se ha partido de una historia dietética completa inicial, continuando con un seguimiento de su alimentación y salud general, para analizar la asociación entre el consumo de aceite de oliva y la mortalidad a medio y largo plazo.
Los resultados del estudio muestran que el consumo de aceite de oliva virgen se vincula de forma inversa a la mortalidad por todas las causas, y también específicamente en muertes por diferentes tipos de cáncer y por enfermedades asociadas al corazón.
Así, los investigadores concluyen que es el consumo moderado diario de aceite de oliva virgen y virgen extra (aproximadamente, 1 y 1/2 cucharadas al día) se asocia con un tercio menos de riesgo de mortalidad por todas las causas, así como con la mitad del riesgo de mortalidad cardiovascular, algo que no se ha podido comprobar con el aceite de oliva común.
Por tanto, se evidencian los efectos positivos en la salud del aceite de oliva virgen y virgen extra, que los autores vinculan además con una posible mayor actividad física de los sujetos estudiados, estableciéndose una sinergia positiva entre ambos factores. Según los resultados obtenidos, sugieren reevaluar las recomendaciones dietéticas oficiales para hacer hincapié en la necesidad de consumir aceite de oliva virgen y no refinado ni mezclas. Aunque estos también sean seguros para cocinar y consumir, carecen del efecto añadido beneficioso en reducir el riesgo de mortalidad.
Finalmente, dejan la puerta abierta a que futuras investigaciones que analicen si el aceite de oliva virgen también es superior en sus efectos saludables frente a otros aceites vegetales vírgenes, sean de semillas o de frutos secos.
Fotos | Marco Verch
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