Es una posibilidad que se ha hablado mucho, pero ahora Holanda parece dispuesta a llevarla a la práctica. Se trata de poner el nivel de emisiones de CO2 que conlleva la producción, transporte y venta de un determinado alimento en la etiqueta.
Se trata de una etiqueta ecológica con un poder solo informativo para hacer lo más responsable posible una compra. Haciendo conscientes a los consumidores de lo que emite un determinado alimento en CO2. Os hemos hablado alguna que otra vez de este tipo de estudios que se realizan sobre el transporte de unos determinados alimentos desde diferentes regiones.
A mi me resulta un tanto complicado, en idea y en origen muy buena pero difícil de llevar a la práctica. Se tendrán como datos de nivel de emisiones solo datos genéricos o serán los propios productores los que tendrán que calcularlo. Alguna vez se ha demostrado por ejemplo, que una botella de vino de EEUU y vendida en EEUU producía más niveles de CO2 que una producida en Australia y vendida en EEUU.
Vía | Ecoticias
Foto | FreeCat
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