La paleodieta o la dieta del paleolítico, propone un modo de alimentación que imita a nuestros antepasados, aquellos cazadores recolectores que no tenían sofisticadas técnicas de cocina sino alimentos en su estado más natural posible, sin procesamiento alguno.
Este tipo de dieta se ha propuesto como una alimentación sana y últimamente, se promociona como una alternativa válida para adelgazar, por eso, hoy colocamos bajo la lupa la paleodieta y nos preguntamos, ¿es una dieta milagro?.
¿En qué consiste la paleodieta?
Para saber si se trata o no de una dieta milagro debemos analizar bien qué propone la paleodieta o dieta paleolítica que fundamenta su éxito en nuestros genes, que se desarrollaron en la época del paleolítico, cuando eramos cazadores y recolectores, como ya explicamos anteriormente, se escuda bajo la teoría del genotipo ahorrador.
Así, esta dieta propone consumir alimentos sin procesamiento, es decir, ningún congelado, enlatado ni alimento listo para consumir. Pero además, no permite la ingesta de alimentos refinados, así, no podríamos consumir harinas y sus derivados, pastas ni arroz, como así tampoco sería posible consumir azúcar y dulces.
Asimismo, no se incluye en esta dieta el consumo de lácteos, ni leche, ni yogur o quesos.
La dieta básicamente consiste en una alimentación rica en carnes rojas y blancas, no fiambres ni embutidos, y sobre todo, frutas y verduras frescas así como frutos secos y/o semillas.
Además, sólo se permite la ingesta de agua y se requiere de pocas comidas al día, pues se imita el ciclo de ingestas de nuestros antepasados que pasaban mucho tiempo en movimiento hasta obtener comida para después comer grandes cantidades y regresar al ayuno. Entonces, en esta dieta se incluye el llamado ayuno intermitente, pasar unas 10 o 12 horas del día sin comer para después, hacer una ingesta abundante.
Así, nuestro cuerpo agota las calorías reservadas en este tiempo en forma de glucógeno e inicia la quema de grasas, lo cual no sólo puede ayudarnos a perder peso sino también, a moderar la sensación de hambre y/o apetito.
Dieta paleolítica vs. dieta occidental actual
Si analizamos la dieta de nuestro antepasados y comparamos la misma con la dieta occidental actual, podemos ver que en términos de nutrientes las diferencias son notables:
Por un lado vemos que las proteínas eran un nutriente mucho más abundante en el paleolítico y superaban ampliamente las recomendaciones actuales. Asimismo, las grasas estaban presentes en cantidades mucho menores que en la actualidad y había una buena ingesta de ácidos grasos saludables, equilibrada y apropiada respecto a las ingestas actuales.
Además, algo a destacar es la ingesta de micronutrientes, pues claro, sin procesamiento tenían mucho menor consumo de sodio, y mucho más ingreso de fibra y vitamina C con sus alimentos.
Y si bien sin lácteos todos hubiéramos pensado que el calcio estaba presente en menores cantidades, nuestros antepasados superaban con creces el consumo de calcio que tenemos en la actualidad.
Paleodieta: ¿milagrosa o saludable?
Vemos entonces que la paleodieta es una dieta nutritiva, funcional a nuestro organismo, pero de hace miles de años atrás, cuando se adecuaba al ambiente en que se vivía. Hoy en día, no podemos decir lo mismo.
Si bien no podemos decir que no sirve para adelgazar, pues se llevaría muy bien con nuestro genoma y no propicia carencias nutricionales ni nos engaña como parte de un negocio, tampoco podemos ver todas virtudes en esta dieta, ya que no es una propuesta fácil de concretar en un ambiente totalmente distinto.
Por empezar, es difícil decir no a un dulce de vez en cuando, o privarse de comer pan que sabemos es un alimento popular y casi infaltable en nuestra mesa diaria. Asimismo, es muy difícil encontrar alimentos sin alguna intervención de la industria, algo que era totalmente natural en el paleolítico.
Por otro lado, el ayuno intermitente que podemos realizar hoy en día es muy distinto del que realizaban nuestros antepasados, quienes por los ciclos de escasez debían movilizarse, caminar largas horas para conseguir alimento y así, producían un gran gasto calórico que hoy, difícilmente se logre dada las condiciones de vida actuales, en que ni siquiera nos trasladamos caminando.
Entonces, si bien no podemos decir que es una dieta milagrosa que puede dañarnos, engañarnos o quitarnos dinero, tampoco es una alternativa eficaz si queremos adelgazar sin afectar nuestra calidad de vida social en la actualidad.
Tengamos en cuenta que una solución real y sostenible debe permitirnos comer junto a otros, compartir una mesa familiar y aprender a convivir con los alimentos tentadores y calóricos que hoy nos rodean. Por lo tanto, la paleodieta no es una dieta milagro, pero tampoco la consideramos la opción más apropiada para poder continuar viviendo en el mundo que nos toca y adelgazar a paso firme en el tiempo.
Si podemos tomar como ejemplo su composición nutricional e intentar imitar algunos aspectos, por ejemplo: consumir más fibra, obtener más calcio de alimentos vegetales como son los frutos secos y semillas, consumir menos sodio y escoger más carnes magras.
De igual forma, quizá podemos reducir la ingesta de alimentos elaborados y pasarnos a alimentos con menor grado de procesamiento, como arroz integral, pastas y harinas integrales, legumbres, frutas y verduras frescas, entre otros.
Podemos aprender mucho de nuestros antepasados, pero nunca podremos obtener lo mismo en un ambiente totalmente diferente como en el que vivimos actualmente
En Vitónica | La paleodieta, una solución poco real al sobrepeso. En Vitónica | Utilizando las bases de la dieta paleolítica para adelgazar Imagen | Theswedish, Lockstockb y Orin Zebest