Los lácteos son a la actualidad en el centro de una gran polémica y la razón de un debate que alcanza no sólo la esfera alimentaria sino también, aspectos morales y económicos. Sin embargo, si solo nos limitáramos a mirar la evidencia científica disponible podríamos decir que los lácteos en la dieta habitual han cambiado de reputación con el paso del tiempo pasando de ser alimentos muy sanos y recomendables a ser hoy maltratados quizá, injustamente.
La verdad que los lácteos, y sobre todo la leche, son alimentos cargados de mitos que la ciencia se ha encargado de refutar y por ello, hoy intentaremos responder a un gran interrogante en la actualidad, ¿son los lácteos sanos? ¿o no?
Los posibles efectos negativos del consumo de lácteos
Aunque mucho se ha dicho acerca de que la leche produce mocos y de que por ser alimentos con colesterol y grasas saturadas pueden ocasionar problemas cardiovasculares, debemos decir que los efectos negativos del consumo de lácteos no han sido confirmados.
Un estudio señala que no se puede confirmar que la ingesta de leche produzca mocos y por lo tanto, desestimar su consumo por ello sería injustificado.
Por otro lado, las grasas de la leche entera y por consecuencia de otros lácteos en los cuales no se ha retirado su porción lipídica, no se asocia a mayor riesgo cardíaco como señala un estudio publicado en la American Journal of Clinical Nutrition.
Es decir, las grasas saturadas ya no son las malas de la película sino que cada vez son más los estudios que la alejan del banquillo de los acusados. Incluso, algunas investigaciones señalan que determinados lácteos pueden tener mayores proporciones de CLA o ácido linoleico conjugado y así ser de ayuda para prevenir enfermedades metabólicas varias.
Entonces, los lácteos enteros no sólo no son malos para la salud sino que pueden ser muy beneficiosos, como es el caso del yogur griego por ejemplo, rico en el ácido graso antes mencionado.
Por otro lado, si lo que nos preocupa es el colesterol es sabido que las ingestas de colesterol poco se relacionan con nuestros niveles en sangre y por lo tanto, no tendría por qué preocuparnos el contenido de este lípido en los lácteos.
Siempre podemos igualmente, acudir a opciones desnatadas o parcialmente desnatadas en el caso de la leche o el yogur o bien, utilizar queso fresco o alternativas de escasa maduración que son las que menos grasa y sodio concentran.
En definitiva, no hay riesgos del consumo de lácteos avalados por la ciencia, excepto que seamos alérgicos a la proteína de la leche o bien, intolerantes a la lactosa.
Los beneficios del consumo de lácteos
Más allá de que los riesgos o potenciales efectos negativos del consumo de leche se han desestimado por estudios científicos actuales, también hay evidencia reciente que señala que consumir lácteos en el marco de una dieta equilibrada puede reducir el riesgo cardiovascular y de muerte prematura.
Asimismo, hay investigaciones previas que asocian el consumo de lácteos con menor riesgo de sufrir diabetes tipo 2 y también científicos de la Universidad de California han vinculado el mayor consumo de leche con menor riesgo cardiovascular observando un efecto nulo sobre la mortalidad.
Por otro lado, no debemos olvidar que la leche y sus derivados son alimentos de alta densidad nutritiva: aportan calcio, proteínas de calidad, vitamina A, D y minerales importantes como el potasio, fósforo y otros. Aunque podemos obtener algunos de ellos de otros alimentos, su no consumo nos predispone a menores niveles de determinados nutrientes esenciales para el crecimiento y desarrollo adecuado como se ha observado en niños.
Entonces, los lácteos pueden ser alimentos muy saludables siempre y cuando los incluyamos en el marco de una dieta equilibrada, y escojamos las alternativas adecuadas a nuestras particularidades.
Lácteos, ¿sanos o no?
Como hemos dicho, su consumo no representa riesgos exceptuando que hagamos un mal uso de los mismos. Por supuesto, es desaconsejable ingerir lácteos con lactosa en quienes padecen de intolerancia a este azúcar naturalmente presente en la leche.
Asimismo, es recomendable evitar todo tipo de lácteos si se presenta alergia a la proteína de la leche de vaca u otros componentes de los lácteos.
Si buscamos una alimentación vegana por cuestiones ecológicas o sólo por gusto también podemos evitar los lácteos acudiendo en su reemplazo a otros alimentos con proteínas y calcio.
Es decir, los lácteos no son imprescindibles en una dieta saludable, pero su consumo en nada perjudicará la salud sino que por el contrario, según la evidencia actual puede ofrecer beneficios.
Recordemos escoger leche pasteurizada y nunca cruda así como derivados sin azúcares añadidos en el caso de los yogures si queremos llevar una alimentación más sana.
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