Hace unos días, pasé por delante de una clínica veterinaria. Hubo algo que me llamo especialmente la atención, un cartel que alertaba sobre la epidemia de obesidad en nuestras mascotas. No pude resistirmee hice una foto al cartel que anunciaba un producto combatir la obesidad de tus mascotas (ver más adelante). Automáticamente, un montón de preguntas empezaron a rondar por mi cabeza. ¿Cómo cómo es posible que nuestros animales también se estén poniendo gordos?.
Decidí hacer una pequeña investigación porque intuyo (esta es mi hipótesis) que el incremento en la tasa de obesidad humana y la animal pueden estar relacionadas. Hoy quiero compartir con vosotros algunos detalles interesantes de la información que logrado encontrar sobre el tema.
¿Se están volviendo los animales más vagos y no hacen ejercicio? ¿Qué tipo de alimentación están tomando? Obviamente los animales de compañía dependen casi al 100% de lo que nosotros, sus criadores, decidamos que tienen que comer.
Lo primero que le viene a uno a la cabeza es, “si el dueño de una mascota es relativamente sedentario, la mascota también lo será“. De hecho, hay quien dice que las mascotas y más concretamente los perros, son la mejor forma de obligarnos a ir a hacer ejercicio. De hecho, hay estudios que indican que las personas con mascotas, tienden a controlar mejor su peso, que las personas sin mascotas.
Pero automáticamente, vinieron a mi cabeza, las imágenes de gatos especialmente gordos. Seguro que vosotros también conoces alguno. ¿Se han vuelto los gatos más vagos? Aparentemente, los gatos, siempre has sido mucho más caseros que un perro, y el hecho de que se hayan vuelto más vagos de repente, no parece que encaje demasiado.
Con estas hipótesis en mi cabeza, decidí buscar en Internet y encontré este interesante estudio en el que se analizaban no sólo los cambios de alimentación y comportamiento de las mascotas caseras, sino también, y esto lo más interesante, de animales que no dependen directamente de nosotros, o de animales que utilizamos como para experimentación. ¿Os imagináis cuáles fueron los resultados?
Este estudio indica que independientemente del tipo de animal, tanto si había sido criado por nosotros directamente, como si solo había tenido contacto indirectamente (gatos callejeros), en todos los casos, y desde hace unos años, los animales han visto incrementado su peso. ¿Sorprendente no?
Es decir, un gato callejero, de media, también ha engordado más durante los últimos años. La única explicación razonable es que los alimentos que recogen en las basuras estén provocando un incremento de peso. Basura en doble sentido, se podría pensar.
Si uno se para a revisar la composición nutricional de muchos de los piensos que toman nuestras mascotas se puede encontrar una posible causa. Por ejemplo, en el caso los gatos, auténticos carnívoros, muchos de los piensos están compuestos principalmente por alimentos derivados de los cereales. El motivo. Que son mucho más rentables y mucho más baratos de fabricar.
Fijaros en la composición del primer pienso para gatos. Más del 50% (por eliminación) son hidratos de carbono. En la naturaleza, un felino ingiere menos del 10% de hidratos de sus presas. Además, los que ingiere son las que pueda haber en músculos, u otros órganos como el hígado de su presa (glucógeno generalmente). Comparar esto, con la proporción que está ingiriendo de una fuente no habitual para ellos, como maíz, ¿pulpa de remolacha?, arroz, etc… en forma de almidón.
¿Os imagináis lo que supondría dar de comer a millones de mascotas en todo el mundo con una dieta compuesta principalmente por carnes y grasas? Al fin y al cabo, los felinos, apenas han variado en sus requerimientos nutricionales. De hecho, uno de los mayores problemas con los piensos para gatos, es que están muy poco hidratados, y tiene una cantidad excesiva de hidratos de carbono y proteínas vegetales, algo que en sus dietas naturales no es habitual.
A todo esto, hay que sumarle que el porcentaje de proteínas y grasas que incluye, no se parece en absoluto al que tomaría un felino. Las proteínas vegetales tienen menor valor biológico y las grasas son, en su mayor parte, poli-insaturadas. Por supuesto, dejar un bol de bolitas de estas todo el día a disposición de un gato o perro aburrido tampoco ayuda.
¿Y qué decir de los perros? En este caso la situación es algo más compleja, puesto que los perros, llevan más tiempo o evolucionando con nosotros, y su alimentación, a diferencia de sus ancestros caninos, se ha modificado algo más. Por otro lado, aquí si que el efecto de una vida más sedentaria, puede haber influido mucho más en su comportamiento. Sin embargo, tampoco sería descartable pensar que unas dietas alejadas de sus ratios de macronutrientes evolutivos estén jugando también su papel.
Muchos estaréis pensando, vale muy interesante, pero ¿qué tiene que ver esto con DAP? Aquí os dejo esta reflexión de los investigadores: “El aumento en la obesidad humana se atribuye generalmente a un aumento del consumo de calorías y una disminución en la actividad física. Pero tal vez hay otras cosas que son importantes – porque esas cosas no pueden estar actuando sobre los titíes, o las ratas y ratones que se usan en el Programa Nacional de Toxicología”
¿Qué opináis vosotros? ¿Qué paralelismos, si es que hay alguno, se pueden sacar?
Imagen | Por ViaMoi
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