Hay que tener en cuenta también las posibles fluctuaciones de la báscula
Pesarse bien es todo un arte. Tanto como para que consideremos que, incluso, existe una mejor hora del día para pesarse. Lo cierto es que las básculas domésticas son en la mayor parte de casos la mejor herramienta para conocer nuestro peso.
No por su extraordinaria precisión, pues es posible que determinadas básculas no sean del todo precisas, pero sí por su continuidad. No es frecuente, pero sí posible que las básculas de farmacias, hospitales o de otras personas presenten resultados ligeramente distintos al que nos ofrece la báscula doméstica en la que siempre nos pesamos.
Por tanto, no nos debe importar tanto que puede haber una ligera fluctuación siempre y cuando recurramos a la misma medida. Las pequeñas variaciones que puede haber entre básculas, especialmente en las analógicas, podría hacernos pensar que pesamos medio kilo de más –o de menos– simplemente por cambiar nuestro baremo.
Sabiendo ya que lo más conveniente es pesarse siempre con el mismo instrumento, es también hora de saber que hay una mejor hora del día para pesarse. O, siendo más concretos, un momento determinado, pues constreñir el pesaje a una hora es bastante más complejo y quizá no apto para todos los públicos.
Eso no quita que, por ejemplo, nuestra báscula no deba estar calibrada. Lo más útil para comprobar que funciona bien es utilizar un peso definido – como el de una pesa, por ejemplo– y comprobar que la báscula da con exactitud la cantidad que la pesa dice tener. Con este sencillo chequeo podremos tener la certeza de que la báscula está bien calibrada.
A partir de ahí, independientemente de las razones que tengamos para pesarnos, conviene seguir una rutina que podemos estipular como los pasos correctos para pesarse bien y tienen que ver mucho con nuestro metabolismo basal.
Por eso, lo que expertos como el doctor Nick Fuller, del Charles Perkin Centre y autor de este reportaje en The Conversation del que se hace eco la Universidad de Sídney, lo tienen claro.
"Procure pesarse el mismo día, a la misma hora y en el mismo entorno cada semana; por ejemplo, a primera hora de la mañana de cada viernes, cuando se prepare para ducharse, después de haber ido al baño, pero antes de haber bebido o comido nada", recordaba. También, en ese mismo entorno, se aconseja que nos pesemos con la menor cantidad de ropa posible y descalzos.
Básicamente es cuestión de mantener una rutina que permita que las condiciones sean siempre, con sus pequeñas fluctuaciones, las mismas para que no aparezcan alteraciones poco fieles a la realidad como pesarse tras comer o no tener en cuenta ciertos hábitos.
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