Aunque luzcan perfectas por fuera, frutas como la manzana pueden tener daños e incluso hongos en el corazón
Pocas costumbres más sanas y sencillas que comerse una manzana al natural, como reza el refrán An apple a day keeps the doctor away ("una manzana al día mantiene al médico en lejanía"). Salvo que la manzana no esté tan lozana como esperamos y nos guarde una desagradable sorpresa en el interior.
Ya sabemos que la forma más saludable de aprovechar las propiedades de la mayoría de frutas es tomarlas crudas, enteras, masticando su pulpa y su piel en su punto óptimo de maduración. Para ello, sin embargo, hay que lavar cada pieza adecuadamente, simplemente con agua del grifo y frotando bien o aplicando un producto específico si preferimos una limpieza más exhaustiva. Por fuera podemos ver posibles daños como magulladuras o cortes, y también si asoma algo de moho o huellas de insectos. Pero no siempre el daño es visible.
Es algo que estamos más acostumbrados a ver en frutas como el aguacate, sobre todo en ejemplares importados cuando no es temporada en España, con un interior oxidado, pocho o lleno de filamentos desagradables. Pero también frutas tan cotidianas como la manzana pueden sufrir afecciones por dentro, concretamente en el corazón, donde están las semillas. Y hasta que no cortamos la fruta por la mitad no podemos saber si está completamente sana.
Uno de los daños que pueden sufrir es la presencia de patulina, una micotoxina producida por especies de hongos de las especies Penicillium, Aspergillus y Byssochylamys. Aunque puede aparecer en diversos frutos, es mucho más común en la manzana y en productos derivados de ella. Las micotoxinas ya las deberíamos conocer en relación con el moho que aparece en los alimentos y que pueden tener riesgos para la salud, ya que son sustancias tóxicas para el organismo. Además, se pueden extender por el alimento en partes que parecen sanas e intactas, por eso no se recomienda comer frutas o verduras que tengan moho, ni pan o quesos aunque se quite la parte mohosa, con pocas excepciones.
El médico y divulgador Fernando Bastos ha alertado a través de sus redes sociales del posible riesgo que entraña comer una manzana a bocados sin observar su corazón. La patulina, aunque no se acumula en el organismo, puede producir efectos agudos gastrointestinales si se consume directamente en una gran cantidad, llegando incluso a producir hemorragias y úlceras.
Diversos estudios apuntan también a otros riesgos relacionados con efectos tóxicos que pueden dañar el hígado, el sistema cardiovascular o los riñones, induciendo a un estrés oxidativo que puede reducir la capacidad antioxidante celular. Los efectos más comunes de la ingesta de esta micotoxina son los gastrointestinales acompañados de daños en el riñón y pérdida de peso.
Por este motivo, el sector hortofrutícola y la industria alimentaria tienen establecidos protocolos para controlar, prevenir y detectar la patulina en los productos antes de que lleguen al consumidor, pero siempre existe el riesgo de que se desarrolle en la fruta una vez en los comercios o incluso en nuestra casa, sobre todo si la manzana tienen algún pequeño daño o golpe.
Para curarnos en salud, lo mejor es abrir la fruta por la mitad atravesando el centro y comprobar que tanto el corazón como las semillas están sanas, sin aspectos extraños. En caso de sospechar de que hay presencia de hongos o moho, lo más seguro es desechar la pieza por completo.
Imágenes | Freepik/KamranAydinov
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