La actualidad de la industria alimentaria está muy agitada estos días. Todavía estamos asimilando las consecuencias reales del informe de la OMS que vincula carne procesada y cáncer y ahora nos llegan noticias desde Estados Unidos que afirman que, según un informe, un notable porcentaje de los perritos calientes más consumidos presenta ingredientes problemáticos. Más concretamente, el 10% de los hot dogs vegetarianos contiene carne y un 2% presenta restos de ADN humano.
Los perritos calientes forman parte del enorme grupo de productos cárnicos procesados cuyo contenido e ingredientes generalmente se ignora, o se prefiere ignorar. Otras polémicas recientes, como la de las hamburguesas con carne de caballo, han puesto en el punto de mira estos productos, cuyo etiquetado parece dejar fuera ciertos ingredientes que pueden levantar ampollas entre los consumidores. ¿Cómo se sentiría un vegetariano al saber que ha estado comiendo carne animal, aunque fuera en pequeñas cantidades? Sin duda, engañado.
Perritos calientes americanos bajo el microscopio
El llamado Hot Dog Report ha sido llevado a cabo por Clear Food, una iniciativa de la compañía Clear Labs pionera en utilizar la última tecnología genética para analizar alimentos e ingredientes a un nivel molecular. Su objetivo es descubrir todo lo que hay detrás de cualquier producto comercializado como comida, ingrediente por ingrediente, para que el público pueda tener total confianza en la información que recibe sobre aquello que va a comprar o consumir, y así elegir en concordancia.
En principio se supone que todos los alimentos que han pasado los filtros de las autoridades competentes deberían informar de sus ingredientes de una forma clara, pero en los últimos años hemos visto que no siempre esto es así. Cuanto más procesado es un alimento, más riesgo hay de que no sepamos qué estamos comiendo realmente, y los perritos calientes entran en este grupo de comidas problemáticas. ¿Alguna vez habéis analizado a fondo los ingredientes de las salchichas conocidas como frankfurts?
Como indican en su informe, los hot dogs forman parte de la cultura gastronómica de Estados Unidos y es uno de los productos más consumidos en todo el país, con sus variantes regionales. Clear Food ha analizado 345 perritos de 75 marcas diferentes, escogiendo variedades distintas entre las más demandadas por todo el país, incluyendo algunas regionales. Entre ellas han incluido salchichas de cerdo, ternera, ave o vegetarianas.
Resultados polémicos: perritos vegetarianos que no lo son tanto
Los resultados del estudio han revelado conclusiones que vuelven a apuntar a la polémica del etiquetado de la carne procesada. Concretamente, un 14,4% de los perritos analizados han mostrado errores en sus ingredientes, con sustancias que no sólo no aparecen señaladas, sino que en ningún caso deberían estar ahí. Lo más habitual – y menos sorprendente – ha sido encontrar carne de animales que en principio no forman parte de los ingredientes iniciales, pero la problemática se agrava al entrar en otros terrenos.
Puede que a un consumidor estándar no le importe en el fondo que su salchicha de cerdo contenga restos de pavo. Pero, ¿qué pasa con los vegetarianos y veganos? La situación desde luego no es la misma. Según el estudio, un 10% de los perritos calientes vendidos como aptos para vegetarianos contenían restos de carne, concretamente de pollo y cerdo. Por muy pequeña que sea la cantidad, es algo totalmente inaceptable, ya que precisamente un vegetariano habrá escogido ese perrito en concreto por prometer la ausencia absoluta de ingredientes animales.
Esto también puede ser un problema para ciertos colectivos religiosos que sigan restricciones alimentarias, especialmente en el caso del cerdo. Puede que en términos de salud y seguridad alimentaria no suponga ningún problema ingerir salchichas con una pequeña proporción de carne donde no se la espera - siempre que no haya alergias o intolerancias - pero eso no es excusa. El consumidor tiene derecho a saber exactamente qué contiene aquello que va a comer, ya que su elección depende de sus propias creencias personales que nadie tiene derecho a despreciar.
ADN humano en las salchichas, ¿canibalismo?
Otro de los resultados que ha desvelado el estudio, y que más ha llamado la atención en los medios de todo el mundo, ha sido el que señala a un 2% de las muestras con presencia de ADN humano. Por supuesto, no han tardado en salir las referencias a un posible acto de canibalismo, pero eso es exagerar demasiado las consecuencias de estas cifras.
¿Qué significa haber encontrado trazas de genes humanos en la carne procesada? Como señala Melinda Wilkins, profesora en la Universidad de Michigan y especializada en seguridad alimentaria, el estudio abre puertas interesantes pero los resultados no son concluyentes. Al trabajar con material genético, afirma, no es extraño encontrar pequeñísimas cantidades de ADN humano donde no debería estar. Clear Food puede haber hallado unas pocas células en un porcentaje pequeño, pero no puede confirmar la fuente específica.
En cualquier caso, esa “presencia humana” ha aparecido en el 2% de los perritos calientes analizados, es decir, Eso sí, cuatro de los seis productos con ADN humano eran, curiosamente, vegetarianos. Hay que señalar también los errores encontrados en la información nutricional de estos, exagerando el contenido proteico total en algunos de los productos.
En conclusión
Como ocurre con todos los estudios sobre alimentos de este tipo, hay que poner los resultados en perspectiva. No hay duda de que el método llevado a cabo por Crear Food, usando secuencias genéticas, puede abrir interesantes vías de análisis en el futuro, y de hecho la población cada vez demanda una mayor transparencia en el contenido exacto de lo que está comiendo. Pero hacen falta más investigaciones al respecto.
A pesar de que son los datos más polémicos los más llamativos y los que nos dan titulares, hay que recordar que la gran mayoría de muestras analizadas no han revelado ningún problema y son coherentes con su etiquetado. Sea como sea, lo que está claro es que los productos procesados siempre son poco recomendables en la alimentación diaria, especialmente los derivados cárnicos.
Está bien que se mire con lupa la industria alimentaria y se cuestione la seguridad y coherencia de aquello que comemos. Es cierto que mucha gente prefiere simplemente disfrutar de lo que toma sin obsesionarse en los ingredientes, pero cuando entran en juego cuestiones de salud, morales o religiosas, no hay discusión posible. Me gustaría que se llevaran a cabo más estudios parecidos en nuestro país. ¿O estamos totalmente seguros de qué es lo que comemos?
Imágenes | Pixabay, Mr.TinDC, usembassylondon
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