No es cosa de niños: las pajitas no solo son malas para el medio ambiente, también para tu salud

Las pajitas o cañitas para beber me traen nostálgicos recuerdos de la infancia; hay que reconocer que son muy festivas, lucen bien y las hay muy originales. Pero también sabemos que no son nada sostenibles: millones de pajitas de plástico se desechan cada día en todo el mundo, causando un gran impacto en el medio ambiente.

Por eso hay muchas campañas en marcha que apuestan por su prohibición, fomentando alternativas menos contaminantes, como ocurre con las bolsas, platos, vasos o cubiertos de plástico. Ya se empiezan a prohibir pero quizá deberíamos plantearnos dejar de usarlas también en casa; el abuso de las pajitas podría tener otras consecuencias negativas, afectando a la salud.

La batalla contra las pajitas de plástico de usar y tirar

Lo mencionábamos al analizar la problemática del abuso del plástico, los envases y las bolsas de plástico no son la única fuente de basura que está contaminando el planeta. Quizá somos menos conscientes de que las famosas pajitas también tienen un gran impacto en el medio ambiente, y tiramos muchísimas más de las que pensamos.

Se calcula que en Estados Unidos se usan diariamente unos 500 millones de pajitas, y que un 7,5% de los residuos plásticos de todo el mundo proviene de estos objetos de usar y tirar. Ese es el gran problema, el hábito que hemos adquirido de usar a diario objetos de un solo uso, que además son altamente contaminantes porque tardar muchísimo tiempo en descomponerse.

En Estados Unidos ya hay varias ciudades que han prohibido la venta de pajitas de plástico y algunas compañías como McDonald's en Reino Unido parecen comprometidas con un problema del que tienen gran parte de responsabilidad. Bruselas también quiere tomar cartas en el asunto y hace poco presentó una serie de medidas para combatir los desechos plásticos. En España, Baleares se ha adelantado con su propio anteproyecto de ley de Prevención de Residuos.

Solo hay que darse una vuelta por cualquier ciudad para comprobar el uso indiscriminado de pajitas de plástico al que nos hemos acostumbrado. Y ahora, en pleno verano, llama mucho más la atención, fomentándose más a través de la publicidad con las modas de zumos, smoothies, batidos, cold brews, cócteles y demás. No hay espacio de ocio o local de comida rápida que no sirva bebidas con pajitas, también zumos y bebidas infantiles, eventos con catering, etc.

¿Son una solución las alternativas sostenibles?

A raíz de la concienciación por reducir la acumulación de plásticos, empiezan a fomentarse alternativas de materiales más sostenibles. Para el consumo doméstico una buena opción son las pajitas reutilizables, normalmente de plástico duro y con algún diseño especial que son muy atractivas para los más pequeños, aunque algunos las ven muy toscas para bebidas más adultas.

Más clásicas y con ese toque retro-vintage son las biodegradables de papel reciclado, y también hay versión más eco de bambú. También se están poniendo de moda las pajitas metálicas, que en realidad llevan muchos años a la venta. Son de acero inoxidable, más finas y vienen con un limpiador especial, incluso las venden ya de diferentes modelos y colores.

Pero si estas alternativas no nos convencen, podríamos simplemente plantearnos dejar de abusar tanto de las pajitas. Utilizarlas con demasiada frecuencia puede tener efectos perjudiciales, incluso consecuencias graves en la salud. La dietista y editora especializada en nutrición Christy Brissette recoge las más frecuentes en este artículo de The Washington Post.

Así te puede afectar abusar de beber constantemente con pajita

Arrugas prematuras o muy acentuadas

El primer motivo para desterrar por siempre las pajitas es puramente estético. Recuerdo haber visto mencionado el tema en alguna película o serie de televisión; si eres moderno tiene que llevar constantemente la bebida de moda en la mano, pero solo los más cool de verdad sabrán cómo se bebe.

El simple acto de beber con pajilla fuerza los músculos de la cara alrededor de la boca, un gesto que puede acelerar la aparición de arrugas. Es lo mismo que me contó una profesora de francés; si te especializas en el idioma de nuestros vecinos, acabarás teniendo muchas más arrugas alrededor de los labios -o eso aseguraba ella.

Así pues, inflarse a smoothies rejuvenecedores potenciadores de la belleza de la piel -léase con ironía- no servirá de mucho si lo hacemos con pajita. Es una razón banal para desechar estos objetos, pero seguro que para mucha gente es el único argumento que realmente tendrá peso.

Gases, hinchazón y malas digestiones

Es inevitable: beber mediante pajillas hace que se introduzca aire en el sistema digestivo. Esto no ayuda en absoluto si tenemos tendencia a sufrir hinchazón y gases, y puede incluso dificultar la digestión normal de los alimentos. Si encima estamos bebiendo un refresco con gas y edulcorantes, el desagradable efecto se puede multiplicar.

Consumo excesivo e inconsciente de azúcar y alcohol

¿Te da la impresión de que el refresco dura menos cuando lo tomas con pajita? No es raro, ya que al ingerirlo de este modo tenemos tendencia a consumir mucho más y más rápido, sin ser del todo conscientes. Y esto lleva a que es más fácil caer en la ingesta excesiva de azúcares o bebidas poco recomendables si se toman con pajita.

Como bien señala Brissette, el problema aquí no es la pajilla en sí, más bien lo que elegimos tomar con ella. Si fuera agua mineral obviamente no habría riesgo de pasarse con los azúcares; pero el contexto en el que se abusa de los refrescos fomenta a que tomemos más en grandes cantidades -solo hay que ver el tamaño de los vasos del cine-.

También parece que es fácil beber más alcohol del deseado con este método, más allá de la leyenda urbana de que “sube” más rápido a través de una pajita. Aunque en este caso yo me inclino a que son los cócteles más dulces y festivos los que se sirven con pajillas, esos tan ricos y refrescantes que tomas sin darte cuenta del alto contenido alcohólico que esconden.

Caries y problemas de encías

Con una pajita podría parecer que el líquido ingerido pasa directamente hacia la garganta, pero casi nadie bebe así. La realidad es que este sistema propicia que haya ciertos dientes y partes de la boca que se exponen continuamente a un flujo constante de líquido, generalmente poco recomendable par a la salud bucodental.

No importa si son refrescos azucarados o con edulcorantes, zumos naturales o un batido verde; la mayoría de estas bebidas tienen un alto contenido en azúcares, o bien son muy ácidas o contienen cafeína. El consumo frecuente puede causar la aparición de caries o dañar el esmalte y las encías, más si las tenemos sensibles. Hay que tener más cuidado con los niños, que muchas veces suelen morder o dirigir la pajita directamente a los dientes.

Exposición a contaminantes plásticos

A pesar de que las pajitas tienen que cumplir con la normativa vigente en cuanto a materiales aprobados para uso alimentario, parece que su uso podría exponer a contaminantes plásticos. Hay evidencias que apuntan a que el polipropileno con el que se fabrican se puede filtrar a líquidos en ciertas condiciones.

De esta forma, si son viejas, de calidad mediocre o han sido expuestas a la luz directa del sol, exceso de calor o luz ultravioleta, las pajitas de plástico desechables pueden transmitir a la bebida microplásticos que terminamos ingiriendo.

La excepción: cuando beber con pajita hace la vida más fácil

La nutricionista termina señalando una excepción muy razonable que yo también aplico a las denostadas frutas y verduras ya cortadas: personas con alguna discapacidad o problemas neuromusculares.

Una sencilla pajita puede suponer un mundo de diferencia cuando se sufren limitaciones de movilidad, permitiendo mayor independencia a la hora de beber por uno mismo sin auxilio. También la fruta y verdura lavada, pelada y cortada son una gran ayuda cuando manejar un cuchillo es tarea imposible.

Las pajitas no tienen por qué desaparecer del todo; sí es necesario sustituir las desechables de plástico por alternativas sostenibles y fomentar un consumo más responsable, tanto de estos utensilios como de las bebidas poco saludables asociadas a ellas.

Quizá todos estos motivos, junto a las razones medioambientales, ayuden a concienciarnos como consumidores. Cada uno podrá reflexionar sobre si utiliza con demasiada frecuencia las pajitas y cómo empezar a reducirlas.

¿Soléis beber con pajilla en casa o solo al tomar algo fuera? ¿Os gusta beber con ellas? ¿Qué alternativa os parece más razonable?

Vía | The Washington Post
Fotos | Marco Verch - Unsplash
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