De nuevo el azúcar acapara portadas, esta vez con una noticia relacionada con su industria y el engaño al que ha tenido sometido al consumidor durante años. En los años 60, la industria del azúcar pagó a científicos para que disociaran al azúcar como causa de las enfermedades cardio-vasculares y cargaran la culpa de ello sobre las grasas saturadas.
Documentos de la propia industria del azúcar, recientemente descubiertos por la Universidad de California San Francisco (USA) y publicados en el JAMA, Journal of the American Medical Association, desvelan que los trabajos de investigación científica de los últimos 50 años fueron manipulados hacia la creencia de que los azúcares procesados no guardan relación alguna con el riego de padecer enfermedades cardio-vasculares.
El engaño de la industria del azúcar
Estos documentos muestran que, durante la década de los sesenta, grandes corporaciones alimenticias pagaron enormes sumas de dinero a un grupo de investigadores nutricionales de la Universidad de Harvard para que publicaran trabajos académicos dirigidos a disociar el papel del azúcar en el desarrollo de enfermedades cardiovasculares.
Según indica en su texto el autor del estudio, Stanton Glantz, Profesor de la U.C.S.F., el objetivo era establecer la relación directa entre el consumo de grasas saturadas y el consecuente perjuicio en nuestra salud y dejar al azúcar fuera de la ecuación. La respuesta en forma de recomendación por parte del Departamento de Agricultura de Estados Unidos de reducir al máximo la ingesta de grasas saturadas en la dieta habitual de sus ciudadanos en 1980 muestra el éxito de la maniobra.
Gracias a estos estudios dirigidos, las grasas pasaban a ser las malas de la película mientras que el azúcar quedaba libre de culpa y de ligaduras relacionadas no sólo con el deterioro de la salud, sino también con la obesidad. De ahí en desarrollo del concepto de alimentación saludable en torno al "libre de grasas", "0% de materia grasas" y otros reclamos similares. Sin tener en cuenta el alto contenido en azúcares procesados, como es el caso de productos como refrescos, zumos, cereales o bollos, entre otros.
Otros casos de manipulación
Podríamos pensar que el hecho de que este documento verse sobre maniobras llevadas a cabo hace casi 50 años resta validez al asunto. No obstante, hay informes mucho más recientes que muestran cómo la industria de la alimentación, en general, ha continuado manipulando a la ciencia de la nutrición desde entonces.
Como ejemplo el artículo publicado en agosto del 2015 en The New York Times sobre la financiación por parte de Coca-Cola, la mayor productora de bebidas azucaradas del mundo, de estudios científicos promotores de la creencia de que el consumo de bebidas azucaradas no está directamente relacionada con el riesgo de padecer obesidad.
Otros casos de estudios son el de las bondades del arándano en la lucha contra las infecciones urinarias, el del zumo de uva que mejora nuestras habilidades conductoras o el de las maravillas de las nueces en la salud de pacientes con diabetes. Todos ellos dirigidos por la industria de la alimentación con el objetivo de beneficiar a sus respectivos sectores, tal y como nos detallan nuestros compañeros de Xataka.
El sector se defiende
La respuesta del sector no se ha hecho esperar y la Sugar Association (Fundación de Investigación del Azúcar, SRF), ha emitido un comunicado mediante el que reconoce que, en su momento, debería haber proporcionado mayor transparencia en todas sus actividades de investigación. No obstante, se excusa indicando que cuando se publicaron los estudios en cuestión, no existían las normas de transparencia actuales y que es difícil hablar de acontecimientos que han tenido lugar hace más de 50 años así como tratar documentos que no se han visto.
La industria cuestiona el intento de la U.C.S.F. por alinear el actual debate sobre el papel del azúcar con hechos ocurridos hace décadas, al tiempo que recuerda la existencia de investigaciones posteriores que demuestran que el azúcar procesado no juega un papel único en las enfermedades cardio-vasculares.
Así mismo tacha estas investigaciones de sensacionalistas y expresa su decepción por la actuación del JAMA por haberse dejado arrastrar por este tipo de artículos. Finalmente, la Sugar Association concluye que siempre está tratando de comprender mejor el papel de azúcar en la salud a través de la ciencia y resultados de calidad.
Vía | The New York Times
Imágenes | Pixabay
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