Qué hacer si se te clava una espina de pescado en la garganta

Saber qué hacer si se te clava una espina de pescado en la garganta es la frontera entre que un incidente casero pueda ser una tragedia o un pequeño recuerdo del que reírse tiempo después. Evidentemente, lo primero que se debe hacer es, como dice el refrán, prevenir –antes que curar–.

Convertido en caballo de batalla de nuestra alimentación desde tiempos inmemoriales, todos hemos crecido con una mezcla de temor y aprensión a comer pescado para no acabar clavándonos espinas en la garganta. Por eso también hay determinados pescados que han acabado ganando mucha fama gastronómica, ya que sus espinas son más identificables o más fáciles de quitar.

Imposible pensar en el atún rojo o en el pez espada, dos pescados donde las espinas son pocas y de un tamaño que difícilmente impiden su ingesta. También pescados como el bacalao, el rape o incluso el salmón son especialmente amables en esta tesitura, por lo que suelen ser muy aceptados entre los más pequeños de la casa.

Sin embargo, hay pescados más tradicionales que tienen una cantidad considerable de espinas. En los pescados de pequeño tamaño como sardinas o boquerones no se notan tanto y, a menudo, se pueden consumir sin apenas precauciones.

No obstante, hay pescados que tienen una cantidad más que apreciable de espinas y que, además, son duras o grandes. Sucede con muchos pescados planos como el rodaballo y el lenguado, aunque también con el salmonete y otros pescados como la gallineta y el cabracho. La merluza, a pesar de su frecuencia, no tiene espinas tan complejas, pero sigue siendo un pescado con espinas.

En cualquier caso, hay determinadas cosas que sí podemos hacer cuando se nos clava una espina de pescado en la garganta. Lo conveniente, insistimos, es intentar limpiar bien todo el pescado de espinas y comer lentamente para identificarlas.

Si aún así alguna se nos escapa, también debemos tener claro que conviene no meter la mano en la garganta de la persona que se ha clavado la espina de turno. Lo conveniente es que la pueda toser o expulsar de manera natural.

Si no conseguimos esto, lo que conviene es ingerir determinados alimentos que pudieran arrastrar la espina de pescado por el esófago y que acabe aterrizando en el estómago, donde los jugos gástricos se encargarán de disolverla.

En este sentido, hemos de consumir alimentos densos, con cierta viscosidad y que puedan hacer ese efecto bola de nieve como la patata cocida, el plátano, el arroz blanco o la miga de pan, que permitirían 'arrastrar' la espina en cuestión.

Si no conseguimos esto con ningún alimento, ya tocará intentar extraer la espina con los dedos, siempre con las manos bien limpias y procurando ser lo más rápidos posibles.

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