Después de mucho tiempo de demonizar las grasas, la tendencia de los últimos años está siendo huir de los hidratos de carbono como de la peste, tanto por temas de peso como de salud. Las dietas proteicas y lowcarb están de moda y muchos expertos piden que se modifique la tradicional pirámide nutricional que tanta prioridad da a los cereales. La pasta está sufriendo especialmente ese ataque contra los hidratos y casi nadie piensa que pueda ser válida en una dieta de adelgazamiento pero, ¿realmente engorda tanto? Un nuevo estudio desarrollado en Italia reabre el debate tras analizar su relación con el índice de masa corporal.
La pasta nos gusta a casi todos, se suele relacionar con días de fiesta, caprichos o celebraciones, nos trae recuerdos de la infancia y de banquetes memorables en visitas a Italia. Pero es conocimiento popular que engorda mucho porque tiene muchas calorías. Es muy energética y por eso se asocia a la dieta del deportista que necesita grandes reservas para aguantar largos periodos de alta intensidad, como ciclistas, corredores o nadadores. Sin embargo, tradicionalmente ha sido un producto básico en la dieta mediterránea, de consumo diario especialmente en Italia. Por eso un equipo de investigación italiano ha querido indagar en el efecto que tiene su consumo en la obesidad.
Los datos y conclusiones del estudio
La situación de partida de este trabajo ha sido la falta de bibliografía que haya tratado el tradicional consumo de pasta en Italia dentro de la dieta mediterránea en relación con el peso corporal. A raíz de la mala fama que está teniendo este alimento en los últimos años, los investigadores han querido evaluar la asociación del consumo de pasta con el índice de masa corporal (IMC) y el índice cintura/cadera (ICC) mediante dos estudios epidemiológicos.
Los resultados de la investigación, llevada a cabo por el Instituto Mediterráneo Neurológico Neuromed de Pozzilli, acaban de ser publicados en la revista Nutrition & Diabetes, y lanza unos resultados interesantes que, en cualquier caso, deben ser tomados con cautela. El procedimiento ha consistido en tomar datos de unas 23000 personas divididas en dos grandes grupos de estudio, el Moli-sani y el INHES.
En concreto, se reclutaron 14402 participantes aleatorios mayores de 35 años de la región de Molise y 8964 mayores de 18 años de toda Italia. Para la toma de datos se usaron cuestionarios sobre los hábitos de consumo de alimentos y su frecuencia, incluyendo un dietario de 24 horas. Además se tomó información sobre peso, altura y circunferencia de cadera y cintura, en algunos casos con mediciones in situ y otras simplemente tomando los datos antropométricos directamente reportados por los voluntarios.
Después de analizar la evolución del IMC y el ICC de los participantes en relación con su consumo de pasta, los responsables del estudio concluyen que, dentro de la dieta mediterránea, la pasta no tiene una asociación negativa con un aumento de la obesidad, e incluso puede ayudar a mantener un peso saludable. Como ha declarado George Pouris, investigador del Instituto Neuromed, el consumo de pasta no se asocia a un aumento de peso, al contrario, dentro de una alimentación equilibrada puede de hecho mejorar el IMC.
Limitaciones y peros: no lancemos las campanas al vuelo
A pesar de las alegres conclusiones, los propios investigadores asumen las limitaciones que tiene su trabajo. En primer lugar se trata de un estudio observacional, en el que los cuestionarios de frecuencia de consumo son poco precisos para la toma de datos con participantes tan amplios. Al ser estudios transversales no se puede establecer una relación causa-efecto, y hay que considerar la falta de datos o de precisión en muchos de ellos. El sesgo de subestimación y sobreestimación en el uso de las metodologías de la dieta y de los datos extraídos también hay que tenerlo en cuenta, así como la colinealidad presentada en cuanto a los alimentos señalados, y el hecho de que solo se tomaron los datos dietéticos una vez.
Otro dato interesante que creo que merece la pena mencionar es que la multinacional de la pasta Barilla ha participado en la financiación del estudio, junto con diversas organizaciones de apoyo a la investigación, aunque los autores han declarado la ausencia de conflictos de intereses y la total y absoluta independencia en su trabajo y conclusiones.
Ahora bien, ¿podemos comer toda la pasta que queramos sin remordimientos? ¿La pasta ayuda a adelgazar? Está claro que son preguntas absurdas. En primer lugar, no me parece correcto valorar un alimento solo por su capacidad de “hacernos engordar o adelgazar”, ya que soy partidaria de priorizar la calidad de los nutrientes en su conjunto y no por las calorías que tienen. En segundo lugar, no obviemos el hecho de que la pasta no se come sola, y muchas veces son las salsas y acompañamientos los que incrementan el poder energético, las grasas y azúcares del plato.
Y, más importante aún, incluso en este estudio se hace hincapié en que el consumo de pasta puede ser saludable dentro de una dieta equilibrada basada en los patrones de la dieta mediterránea. En el equilibrio está la clave, y tal y como no se cansa de repetir la dietista-nutricionista Lucia Martínez Argüelles, deberíamos plantearnos mucho más los platos de “cosas con pasta” y no “pasta con cosas”. Preferiblemente priorizando las verduras dentro de ese “cosas”. Y si de vez en cuando usamos pasta integral, mucho mejor.
Dieta mediterránea, equilibrio y sentido común
Vuelvo al principio para remarcar que cada vez más especialistas insisten en que los hidratos de carbono, especialmente los cereales refinados, no deberían ser la base de nuestra alimentación diaria. Tradicionalmente así nos lo han inculcado, pero son muchos los últimos estudios que están llevando las recomendaciones hacia otra dirección, y es que nuestra dieta debería priorizar más que nada la verdura, la fruta, las legumbres y los frutos secos.
Pero sí, la pasta puede formar parte de una alimentación saludable, siempre de forma razonable. No creo que haya que obsesionarse con estos temas salvo que tengamos verdaderos problemas de salud o necesidades nutricionales muy concretas. Como se suele decir, “los italianos comen mucha pasta y no están todos gordos”, y no olvidemos que en Asia también son muy aficionados a los fideos. Hay formas de tomar pasta sin temer a engordar, y aunque no deben ser la base de la dieta, tampoco conviene eliminar por completo los hidratos en una dieta equilibrada. Me alegro de que se empiece a dejar de ver la pasta como un demonio malvado, pero tampoco nos volvamos locos y apliquemos un poco de sentido común.
Fotos | Pixabay, Christian Cable
Más información | Nutrition & Diabetes
En Directo al Paladar | La pasta, no sólo una excelente fuente de energía
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