Las seis peores dietas que desaconsejan los expertos si quieres adelgazar y comer sano

En cuanto se aproxima septiembre y la vuelta a la rutina muchos se proponen, otra vez, ponerse a dieta, perder peso tras los típicos excesos de verano o, simplemente, comer más sano. Es un buen momento para recordar que la mejor dieta es no hacer dieta como tal, sino cambiar de hábitos, por ejemplo abrazando la dieta mediterránea. No es solo la más saludable, según la ciencia, también está en el polo opuesto de las que los expertos desaconsejan por completo.

Recordemos que junto a la mediterránea, son la dieta DASH y la dieta flexitariana las que obtienen una mejor puntuación objetiva en la clasificación de U.S. News & World Report, elaborada por un panel de expertos médicos y nutricionistas, especializados en control de peso, diabetes y salud cardiovascular. Ahora bien, ¿cuáles son las peores dietas que estos expertos desaconsejan totalmente?

En la zona más baja del ranking son seis las que destacan por obtener una peor puntuación en términos de salud a corto y largo plazo, por su dificultad de seguimiento y adherencia y fomento de una vida saludable y sostenible.

Las dietas menos saludables y menos efectivas

Dieta paleo o paeolítica

Sus bases son alimentarse como supuestamente hacían nuestro antepasados en el Paleolítico, cuando básicamente se proveían de alimentos a través de la caza y la recolección. Rechazan por tanto los alimentos procesados y priorizan las proteínas animales poco cocinadas, con muy pocos hidratos de carbono y prácticamente nada de dulces, sin legumbres ni cereales.

La dieta paleo tiene aspectos positivos, pero seguirla a rajatabla y a largo plazo es muy difícil y puede producir déficits nutricionales. Su mayor problema está en las complicaciones de mantener sus principios sin que afecte a la vida personal, familiar y social, pues sus grandes ventajas son extrapolables a otro tipo de dietas más flexibles y más recomendables, como la propia mediterránea, sin tener que renunciar por completo a los hidratos de cereales o a ciertos procesados.

Dieta keto o cetogénica

La tan popular dieta keto no obtiene tampoco una buena puntuación, también por ser un caso similar a la anterior. La dieta cetogénica y la paleo tienen diferencias, siendo la principal el contenido en hidratos y los procesados, y que la keto se enfoca a promover la cetosis.

Así, al estar muy enfocada en ese proceso metabólico, nos obliga a calcular bien la cantidad de hidratos que ingerimos, potenciando no solo las proteínas, también una alta cantidad de grasas. Es complicado mantenerla a largo plazo -y no se suele recomendar salvo en casos concretos y bajo control de un especialista-, y además puede ocasionar riesgos para algunas personas con ciertas patologías.

Dieta Atkins

La Atkins se considera una dieta milagro también enfocada a una reducción drástica de hidratos de carbono. Es algo así como la antecesora de la keto, y lleva el nombre del cardiólogo estadounidense Robert C. Atkins, quien publicó en los años 70 el popular libro 'La revolución dietética del Dr. Atkins'.

Sigue un método de varias fases también buscando la cetosis para vaciar las reservas de glucógeno y así forzar al organismo a usar las grasas como fuente de energía. Es una dieta desequilibrada que puede provocar déficits y problemas metabólicos, con una alta ingesta de grasas y proteínas. Sus problemas son similares a la cetogénica.

Dieta OPTAVIA

Esta dieta tuvo un momento de eclosión hace unos años, y aún sigue vigente como recurso para algunas personas que buscan, sobre todo, perder peso. Más que un patrón alimentario es un programa concreto, pues su nombre corresponde a la línea de productos industriales que produce y vende la compañía Medifast, estadounidense.

La dieta OPTAVIA se basa en restringir las calorías disminuyendo los hidratos y potenciando las proteínas, y todo ello consumiendo los productos de sus kits, que tienen diferentes precios según el modelo que se decida adquirir. Cada mes de esta dieta cuesta unos 265 euros, alrededor de 300 dólares.

Obviamente no es una dieta sostenible, ni equilibrada, no enseña a cambiar de hábitos y busca crear dependencia a sus productos con unos programas algo complejos de seguir que pueden generar además un patrón obsesivo.

Dieta SlimFast

Su nombre ya nos da una pista de su naturaleza, muy semejante a la OPTAVIA; y considerada su predecesora o casi pionera en este sector. Es, de nuevo, el nombre comercial de una marca de productos que prometen adelgazar en poco tiempo (slim, delgado; fast, rápido).

Su línea de alimentos son polvos para hacer batidos, barritas, galletas, snacks y otros productos industriales concebidos como sustitutivos de una o varias comidas al día. Su plan se basa en el sistema 1-2-3: una comida "sensible" (apta), dos sustitutos de SlimFast, y tres snacks SlimFast. La inversión económica que hay que hacer es alta y puede crear déficits nutricionales, además de provocar un elevado efecto rebote, pues lo perdido se recupera en cuanto se deja de consumir sus productos, incluso engordando más.

Dieta raw o crudivegana

La dieta raw se corresponde al llamado crudiveganismo, un patrón alimentario que se basa en nutrirse a partir de alimentos vegetales y crudos o sometidos a una temperatura mínima que apenas implique cocción o procesamiento.

Es una dieta altamente restrictiva, muy compleja de seguir o de crear adherencia, desequilibrada y susceptible de provocar severos déficits nutricionales en el organismo, especialmente en cuanto a proteínas, vitaminas del grupo B como la B12, y minerales esenciales como el calcio.

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