Que se hayan puesto de moda absurdamente los productos ricos en proteínas no quita que sea un macronutriente esencial que podemos descuidar en ciertas etapas de la vida. Y otro nutriente que parece estar de moda es el magnesio, vinculado al desarrollo muscular pero también ligado a mejorar el estado de ánimo, la salud de los huesos o generar energía. Pero invertir en suplementos es absurdo cuando tenemos alimentos riquísimos en ambos nutrientes de forma natural.
Más allá de las fuentes obvias de proteínas completas de calidad, las animales como carnes magras, pescados o huevos, el mundo vegetal también puede aportarnos muchas proteínas si combinamos diferentes alimentos en nuestra dieta. En este sentido, un 'suplemento' saludable y muy fácil de sumar a cualquier dieta, omnívora o vegana, son las pipas o semillas de calabaza.
Todas las semillas son pequeñas bombas nutricionales, pero las de calabaza destacan especialmente por ser de las más ricas en proteínas vegetales y, sobre todo, tienen muchísimo magnesio. Y si decimos muchísimo es porque aparece en liderando las tablas de alimentos ricos en este mineral. Prácticamente no tiene rival.
Las cantidades exactas varían ligeramente según la variedad concreta de semillas, pero, para hacernos una idea, la base de datos de la USDA de Estados Unidos las coloca como el alimento más rico en magnesio, con 649 mg por taza; según la BEDCA española, 100 g de pipas de calabaza aportan unos 592 mg de este mineral, solo superadas, por poco, por el salvado de trigo. En cuanto a su aporte de proteínas, suman nada menos que 30,3 g de proteínas vegetales por cada 100 g, una cifra muy elevada, si tenemos en cuenta que los garbanzos cocidos, por ejemplo, tienen unos 9 g de proteínas.
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Obviamente nadie se va a comer de una sentada 100 g de pipas de calabaza, pues son muy saciantes, pero esa es otra de sus virtudes. Son ricas en grasas cardiosaludables y fibra, por lo que tienen un índice glucémico bajo, sacian y liberan energía lentamente, pudiendo así ayudar tanto en dietas de control de peso como a personas muy activas o deportistas que necesiten recuperar nutrientes tras practicar ejercicio intenso, o como 'gasolina' para los músculos antes de una actividad intensa. Además, sus compuestos fenólicos tienen efecto antioxidante y antiinflamatorio.
Y la gran ventaja de las pipas de calabaza frente a otras semillas es que se pueden comer en cualquier momento del día, en cualquier lugar, sin tener que triturarlas o cocinarlas primero, cosa que no sucede, por ejemplo, con las de chía, lino o amapola, que suelen pasar intactas por el tracto digestivo si no las procesamos antes. Las pipas de calabaza se pueden comer crudas o tostadas, si te gustan más, y puedes usar incluso las que saques de las calabazas que compres enteras.
En definitiva, son un snack saludable perfecto para cualquier momento del día o complementar otras recetas y platos, una forma muy fácil de sumar proteínas, minerales, vitaminas y fibra a tu dieta habitual.
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