Nuestro país está lleno de tapas típicas de cada región, pero hay otros que se repiten en casi todos los bares. El chorizo al vino es uno de esos platos clásicos que no suelen fallar cuando se comparte un picoteo informal, y además es sencillísimo de preparar.
Lo importante, claro, es usar materia prima de buena calidad. Elegid el chorizo que más os guste, pero que sea fresco y de confianza, mejor artesanal y a ser posible solo con carne de cerdo, mejor ibérico. El vino no tiene que ser de primera liga pero tampoco caigamos en uno de tetrabrick; si está bueno para beberlo en copa, es adecuado.
Poner una cazuela al fuego y añadr los chorizos enteros, ligeramente pinchados. Dejar que empiecen a soltar aroma sin tostarse mucho, añadir las hierbas, apartar del fuego y cubrir con el vino y el agua.
Llevar a ebullición, tapar, bajar el fuego y dejar cocer suavemente durante unos 30-40 minutos, removiendo de vez en cuando.
Sacar con cuidado cada chorizo, cortar en rodajas no muy finas y devolver a la cazuela. Dejar reposar unos pocos minutos antes de servir, en la misma cazuela o en otra fuente, mejor de barro.
Con qué acompañar el chorizo al vino
Por muy artesanal que sea, el chorizo al vino sigue siendo embutido graso, así que lo mejor es servir este plato como aperitivo para compartir solo de vez en cuando. No puede faltar el pan para mojar o hacer mini montaditos, y podemos acompañarlo de otras tapas en un menú de picoteo. También se puede hacer con sidra.
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