Este es un plato tradicional fácil de hacer y muy sabroso. No tiene nada que ver en realidad con el pil-pil clásico de la cocina vasca, pues se trata más bien de unas gambas al ajillo. Es una buena forma de cocinarlas, combinadas con un buen aceite de oliva, ajo, guindillas y poco más. Hoy día se suele hacer con langostinos y se sirve en cazuelas de barro, acompañadas de pan para mojar la salsa.
Ya explicamos aquí las diferencias entre los dos tipos de pil pil, dos elaboraciones muy diferentes pero que ambas nos encantan, junto a las mencionadas gambas al ajillo tradicionales.
Se pelan los langostinos, quitando la cabeza y la cola. Si son congelados, se pueden pelar a medio descongelar, lo que nos facilitará la tarea. Se ponen en una sartén pequeña o cazuela de barro refractario, cubiertos del aceite, los ajos en láminas finas, las guindillas picadas, el pimentón y la sal.
A la hora de servir se ponen a fuego fuerte, solo unos minutos, justo hasta que las gambas cambien a color rosado. Se dejan reposar un minuto fuera del fuego, y se sirven al momento. Si no tienes guindillas las puedes sustituir por una pizca de pimentón picante, aunque el resultado no es el mismo.
Pack de 12 cazuelas redondas de barro, diámetro exterior 13.9 cm, diámetro interior 12.3 cm, aptas para vitro y horno
Con qué acompañar las gambas al pil-pil
Como os comento lo mejor es usar langostinos medianos o grandes, ya que las gambas, ya sean frescas o congeladas, al hacerse suelen quedar muy pequeñas, y el resultado del plato final desmerece un poco. Es una tapa o entrante estupendo para compartir.
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