Siempre que nos entregamos a las frituras, más aún con el precio que el aceite ha alcanzado en los últimos tiempos, sentimos ese remordimiento irremediable de ver que utilizamos demasiado aceite (ya sea de oliva, de girasol o de orujo de oliva) y que su vida útil se reduce considerablemente.
También es evidente que las frituras son un alimento de consumo muy puntual y que da igual el tipo de producto que estemos friendo, pues necesitamos una cantidad importante de aceite caliente, que será el responsable de que nuestros alimentos favoritos se sellen y tuesten de manera homogénea.
No importa que sean patatas fritas o croquetas, dos de las recetas más emblemáticas de nuestra cocina, o incluso coqueteos internacionales como la milanesa, las tempuras japonesas o los toques para el desayuno a costa de los churros. De hecho, un error habitual en las frituras está en que el aceite no esté muy caliente o que pequemos de tacaños y los fritos no estén completamente cubiertos.
De hecho, el problema de nuestras frituras está en que llevar el aceite a las temperaturas donde oficialmente estamos friendo a más de 170 ºC, deberíamos desechar luego ese aceite porque es el momento en que se forman sustancias perjudiciales debido a la oxidación del aceite, como sucede con la acroleína. Como es evidente, en casa puede parecer un sacrilegio desechar una cantidad importante de aceite después de una sola fritura, así que veamos qué podemos hacer para que no lo tengamos que tirar.
Cómo guardar el aceite usado y cuántas veces puedo usarlo
Luego podemos además barruntar qué aceite preferimos para freír, razón por la que hemos de tener claro que tienen diferentes propiedades y distintos puntos de humeo. En cualquier caso, como ya ha contado nuestro director Miguel Ayuso, es recomendable que las frituras se hagan con aceite de orujo de oliva pues aguanta mucho la temperatura, no da sabor y no es caro.
A gusto de cada uno está utilizar aceite de oliva virgen extra o aceite de oliva virgen, pero su precio es bastante elevado —además de dar más sabor— como para que lo utilicemos de forma masiva en nuestros fritos. Sin embargo, aunque hemos comentado que no es conveniente que utilicemos el mismo aceite más de una vez, sí podríamos utilizarlo al menos o dos tres veces, pero con reservas.
Eso pasa por filtrar a conciencia cualquier resto de harina, huevo o pan rallado que quede en la sartén, además de procurar que no llegue a puntos en los que se empiece a quemar (ese humeo), pues es señal de descomposición de los ácidos grasos del aceite y, además de dar mal sabor, empeora la calidad de la fritura.
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Una vez filtrado, igual que pasa con el aceite en crudo, conviene embotellarlo en un envase lo más opaco posible y alejado de la luz, además de procurar que no esté en contacto con el oxígeno, ya que la oxidación aumentaría y el aceite se enranciaría antes. Por tanto, nada de dejar el aceite en la sartén o freidora y, mucho menos, si además tiene tropezones.
Además, recuerda que si reutilizas un aceite y sigue generando demasiada espuma o demasiado humo es señal inequívoca de que su vida útil ya ha llegado a su fin y que deberías desecharlo. Como hemos contado en ocasiones, siempre en un punto limpio y en una botella de plástico.
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