Cómo congelar higos fácilmente para disfrutar de ellos todo el año

Al contrario de lo que puede pasar con otras frutas, como las peras o las manzanas, los higos y las brevas son extremadamente volátiles en su temporada. Algo más o menos normal, en las frutas de verano, como también sucede con los albaricoques y los melocotones.

Sin embargo, hay alternativas para congelar higos y que nos duren durante todo el año. Además, como vais a ver, es un método muy sencillo de congelación que podéis utilizar en cualquier casa sin complicaros más de la cuenta.

Como es lógico, un higo fresco nunca va a ser igual que un higo congelado, pero de esta manera vais a conseguir al menos tener higos en otros momentos del año sin echarlos tanto de menos. La curiosa ventaja del higo aquí es su propio dulzor y composición, menos acuosa que la de otras frutas, por lo que la congelación doméstica no será tan agresiva.

Aun así, hay un par de trucos para congelar higos en casa y que nos aseguren un buen remanente para el resto del año. Sobre todo para aquellos que son más proclives a consumir el higo fresco y no quieren pasar por el trámite de la mermelada de higos, muy buena, pero que no es fiel a la propia fruta.

Cómo congelar higos

Además, antes de ponernos manos a la obra debemos tener claro que no se prestan igual todos los higos para la congelación. Razón de más para tener especial cuidado con los que pretendamos acabar metiendo en el congelador.

En este caso, la primera recomendación es que elijamos higos que estén maduros pero que sigan firmes aunque un poco blandos al tacto. Si intentamos congelar higos demasiado maduros, tras la congelación y descongelación se quedarán demasiado blandos y no serán agradables al paladar.

Una vez hecho esto, lavamos bien los higos con agua fría y luego los escurrimos y secamos con papel absorbente. A partir de ahí, al gusto, podremos congelar los higos enteros o partidos o, al gusto, pelarlos o no pelarlos. Todo esto será opcional y no interferirá en el proceso de congelación.

Una vez que los tengamos listos, debemos colocar los higos sobre una bandeja de horno que hayamos forrado previamente con papel sulfurizado, procurando que los higos no se toquen entre sí. Colocamos esa bandeja del congelador y la metemos allí durante al menos un par de horas. Consiguiendo esto, vamos a evitar que los higos luego se peguen cuando los guardemos.

Tras ese par de horas, los higos estarán parcialmente congelados. Será el momento de pasarlo a bolsas de congelación herméticas o recipientes que podamos meter en el congelador, procurando eliminar el máximo de aire posible. Si tuviéramos una máquina de vacío, mejor que mejor.

En ese momento, ya podemos meter nuestros higos sin complicaciones en el congelador, y además asegurarnos de que no se van a quedar pegados entre sí por esa congelación, rápida y previa que les hemos dado. Además, si eliminamos esa mayor cantidad de aire posible de estas bolsas, también evitaremos la formación de cristales de hielo.

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Después, cuando queramos consumirlos, solo tenemos que dejar los higos en la nevera hasta que estén completamente descongelados. Una vez descongelados, evidentemente, recomendamos que los consumáis atemperados. No obstante, no los descongeléis a temperatura ambiente.

Imágenes | iStock

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