Es el verdadero objetivo de una gran parte de los turistas, que prefieren llamarse viajeros (aunque no dejen de ser turistas): conocer al máximo la cultura local. Y en esta ecuación lograr probar la verdadera gastronomía de la zona es clave.
Acercarse a la gastronomía de otras culturas es un aspecto fundamental de cualquier viaje, pero no siempre es sencillo comer verdaderamente como un local, porque no lo eres.
Hay ciertas dificultades logísticas que no son difíciles de salvar: los restaurantes donde probar la comida típica no siempre están en las zonas turísticas y muchos establecimientos destinados al público local cierran en temporada alta –prueba a ir a buenos restaurantes en Roma en agosto…–. Pero, además, no siempre es sencillo saber dónde acudir.
Esto es lo que debes tener en cuenta para que tus experiencias gastronómicas sean lo más interesantes posibles:
1. Infórmate antes de viajar
Este es el primer y más importante punto. Si quieres ir a los sitios adecuados, es mejor que hagas una búsqueda preliminar: usualmente los mejores restaurantes requieren hacer reserva. Los sitios muy concurridos no suelen ser para turistas, son los locales los que los llenan. Ir a una ciudad desconocida y pensar que vas a encontrar mesa preguntando el mismo día dónde comer es una ingenuidad.
La mejor información aparece en guías y blogs locales, que debes encontrar buscando en internet
Tienes a mano la mejor herramienta para conocer dónde comer: internet. Pero no vale todo internet. Las mejores recomendaciones aparecen en plataformas locales. En España, por ejemplo, funciona muy bien 11870, que no creo que mire ningún guiri. La mejor información aparece, no obstante, en blogs locales, que debes encontrar buscando en internet. Son muy útiles, en concreto, los blogs escritos por españoles que viven en otros ciudades.
También son muy útiles las guías que publican al respecto medios con gran presencia internacional como Time Out o Eater (que tiene guías de todas las grandes ciudades de EEUU, pero también buenas guías de las ciudades más turísticas del mundo). En el segmento más elevado no hay que olvidar la guía Michelin y, en España, la guía Repsol.
Hay también artículos con recomendaciones que son de fiar en la mayor parte de medios generalistas y, por supuesto, en Directo al Paladar –nuestras gastroguías se hacen siempre de la mano de expertos locales–. Las guías de viaje más populares suelen esconder también buenas recomendaciones.
La gran trampa es caer por sistema en la red que más gente usa, lo que nos lleva al siguiente punto.
2. No te fíes siempre de Tripadvisor
Tripadvisor es una herramienta fantástica: tiene contenidos de todo el mundo y se puede encontrar casi cualquier restaurante. El problema es que es una red que utilizan mucho los turistas de todo tipo, y, perdonen el esnobismo, no todo el mundo tiene un mínimo de cultura gastronómica.
En pueblos pequeños, en los que hay solo un puñado de restaurantes, es muy útil leer las opiniones y ver las cartas para saber, al menos, donde es mejor no meterse, pero en sitios más grandes la clasificación no sirve para nada. Al final, los sitios mejor puntuados, son los que, sencillamente, están más céntricos y tienen más reviews porque atraen a más turistas: justo el tipo de sitios a los que no quieres ir.
La parte de alta de la clasificación está copada por restaurantes italianos, indios o americanos
En Tripadvisor también es difícil encontrar restaurantes en los que la comida sea más especial, pues lo especial no gusta a todo el mundo. En las ciudades muy turísticas la parte alta de la clasificación está copada por restaurantes italianos, indios o americanos. En los primeros puestos, que varían muchísimo, siempre aparecen además restaurantes o muy caros o muy baratos. Toda la gama de precio medio, que es quizás donde puedes encontrar la mejor comida local, brilla por su ausencia.
No es que los restaurantes que estén en los primeros puestos sean malos: la mayoría son buenos. El problema es que te perderás muchos otros sitios que jamás van a puntuar bien en Tripadvisor y probablemente sean mejores. En Tripadvisor además hay muchos comentarios negativos relativos al servicio, que estando de viaje quizás es lo que menos te importa: hay tugurios con pésimo aspecto y servicio infame pero que hacen el mejor plato regional de la ciudad. Y tienes que probarlo.
3. No creas a cualquier amigo (ni a cualquier local)
¿A todos tus amigos y vecinos les gusta comer? Seguro que no. Pues lo mismo ocurre en todas las ciudades del mundo. Pensar que al llegar a una ciudad en la que no hemos estado nunca basta con preguntar a un desconocido para acabar comiendo en el mejor lugar de la ciudad es una ingenuidad. La mayoría de la gente de Madrid es incapaz de nombrar buenos restaurantes en Madrid, ¿por qué iba a ocurrir lo contrario en cualquier otra ciudad?
Si viajas fuera de EEUU o Europa es muy probable que los locales te manden a sitios más occidentalizados
Está bien preguntar a amigos que hayan viajado al mismo sitio, pero no a cualquier amigo. Por suerte o por desgracia, la mayoría de la gente no le da tanta importancia a la comida, y les parece bien cualquier menú de pensión completa de un hotel o cualquier restaurante en el que la comida no sea demasiado cara ni demasiado horrible.
Si viajas fuera de EEUU o Europa es muy probable que los locales te manden a sitios más occidentalizados. Lo hacen con buena fe, pues piensan que su comida local terriblemente picante o especiada no va a gustarte, pero es que quizás es justamente eso lo que estás buscando.
4. Pregunta en bares y restaurantes
Si hablas con los vecinos de una ciudad acabarás encontrando a alguien al que verdaderamente le guste comer y te recomiende buenos sitios, pero no siempre hay tiempo para abordar a decenas de desconocidos. Por ello es mejor ir a tiro hecho y preguntar a la gente que más sabe de restaurantes, que son los propios restauradores.
Si das con algún sitio que te gusta pregunta al personal dónde más te recomienda comer, te lo dirá encantado y con conocimiento de causa. Esto también sirve para encontrar buenos bares de copas: la hostelería y la noche van mucho de la mano.
5. Prueba (con cuidado) la comida callejera
La comida callejera es indispensable para conocer la cultura gastronómica de muchos países. En México no vas a probar los mejores tacos en un restaurante, ni en Asia los mejores dumplings.
Por desgracia la comida que se sirve en puestos ambulantes tiene cierto peligro: las condiciones sanitarias dejan mucho que desear y nuestros acomodados estómagos occidentales no están acostumbrados a ciertos tipos de alimentos o especias. Mira cómo están manipulando la comida, cuál es el estado de los productos, y decide si te la juegas. En muchos países una leve gastroenteritis es el precio que hay que pagar por probar ciertas especialidades locales, pero es mejor evitar puestos con demasiada mala pinta. Por muy bueno que esté no merece la pena jugársela y acabar en el hospital.
Un consejo: sí hay una gran cola de locales en un puesto callejero es que lo que sirven está bueno y, probablemente, en buen estado. Así que apuesta por ello.
6. Bonus track: no todo lo local es bueno
En nuestro afán por conocer lo típico podemos cometer el error de pensar que “genuino” y “delicioso” son sinónimos, y no lo son para nada. En China la gastronomía es en su amplia mayoría fantástica, pero acostumbran a tomar un pollo hervido que me pareció repugnante, ¿por qué obligarse a tomarlo?
Hay países, además, en los que la comida regional no es nada del otro mundo. Salvo contadísimas excepciones, en Reino Unido es mucho mejor ir a comer a un restaurante indio o asiático que a un pub con comida tradicional, que no vale nada. Seguro que los foodies locales no comen siquiera su propia comida “tradicional”.
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En DAP | Guía para comer en las calles de Asia