Algunos objetos que quizá no sabías que podías emplear en la cocina

No sé si seréis como yo, que me fascinan las tiendas de utensilios de cocina. La variedad de diseños es una de mis debilidades, pero menos mal que la falta de espacio para guardar todo lo que me gusta evita que caiga en la tentación más a menudo. Muchos soñamos con una cocina enorme, pero si nos tenemos que conformar con algo más modesto, una buena manera de aprovechar el espacio es utilizar objetos con usos que en principio no están pensados para emplear en la cocina.

Ante panoramas económicos como el que estamos viviendo, cualquier pequeña acción que nos permita ahorrar en más de un gasto es bienvenida. En realidad no hace falta pasar por una época de apretarse el cinturón para reaprovechar diferentes objetos, dándoles usos más allá de su función original, y alargando así su vida útil. Cuando yo era pequeña aprovechaba todo tipo de cosas para hacerme mis propios juguetes, y creo que algo de eso se me ha quedado, ya que siempre ando reaprovechando objetos, especialmente en la cocina.

Utensilios para repostería y panadería

Los dentistas no se cansan de repetir que el hilo dental es indispensable en la higiene diaria. Aunque en la realidad seguro que somos muchos los que nos olvidamos de usarlo, olvidándolo en un cajón del baño. Yo os animo a rescatarlo, al menos para darle una vida más animada en la cocina, y es que es un instrumento ideal para cortar ciertos alimentos. Bien tenso, el hilo dental resulta perfecto para cortar quesos tiernos, rebanar tofu blando o cortar en capas una masa de bizcocho esponjoso.

Los mejores panes y pizzas se se hacen en hornos de piedra, pero para conseguir un resultado similar en casa podemos recurrir a las piedras de hornear. Se puede conseguir un versión más asequible comprando material de bricolaje, procurando que sean piedras cerámicas sin recubrimientos extraños, y que sean muy resistentes al calor, es decir, refractarias. También podemos hornear panecillos directamente en macetas de terracota, cubriendo los orificios del fondo con papel de hornear y engrasando bien el interior.

Creo que fue en un programa de cocina británico donde aprendí el pequeño truco de emplear un gorro de ducha a la hora de trabajar con masas de panadería. Los típicos gorros que regalan en los hoteles son estupendos parar cubrir cuencos y recipientes donde tengamos una masa levando, ya que gracias a sus bordes elásticos se adaptan fácilmente a cualquier forma y casi cualquier tamaño.

Para estirar masas, de galletas o de bases de tartas, hay que procurar que toda la superficie quede con el mismo grosor. Hacerlo a ojo es complicado, por lo que venden rodillos especiales con niveladores. Pero invirtiendo en unos simples listones finos de madera con el grosor que necesitemos nos ahorramos la compra de un rodillo nuevo. Para grosores delgados, los palillos de la cocina asiática o las brochetas son una buena opción.

Una ayuda extra en la cocina

Con un secador de pelo podemos hacer varias cosas en la cocina. Por ejemplo, dar un aspecto más brillante a pasteles decorados con cremas de mantequilla o chocolate. Es suficiente con darle algunas pasadas con la potencia baja, hasta que la crema se empiece a derretir muy ligeramente. Al enfriarse, adquirirá un tono brillante de revista. También hay gente que lo utiliza para acelerar la descongelación de ciertos alimentos, o incluso para derretir chocolate o ablandar mantequilla.

La piel rallada de cítricos como el limón o la naranja aportan un toque fantástico a cientos de recetas dulces y saladas. Es recomenable emplear un rallador especial para conseguir rallar sólo la parte externa y que quede muy fina, pero siempre podemos optar por usar una lima de las que se emplean para madera. Su pequeño tamaño las hacen ideales para extraer la parte más aromática de los cítricos.

Hace tiempo que los pulverizadores de aceite dejaron de ser una novedad en las tiendas de cocina, pero no sólo podemos usarlos para aliñar con menos calorías. Son muy útiles para engrasar fuentes, sartenes, wok o moldes de repostería. Además, los más baratos de plástico son estupendos para pulverizar agua sobre la masas de pan o directamente en el horno caliente para generar vapor y conseguir una mejor corteza.

Es raro el hogar que no tiene al menos una alfombrilla de ratón de sobra o que ya nadie utilice. Se le puede dar un nuevo uso empleándola como salvamanteles, siempre que no tenga un recubrimiento de plástico. La variedad de diseños que existen hace que además pueda ser un buen elemento decorativo en la mesa.

Orden y organización

Si en vuestra casa hay algún miembro de la familia que utilice lentillas, como ocurre en mi caso, seguro que muchas veces os encontráis con un excedente de esos pequeños recipientes que se usan para guardarlas. Yo me di cuenta de que pueden ser muy útiles para guardar y transportar pequeños objetos. En el caso de la cocina, los porta lentillas resultan ideales para llevar especias, sobre todo si salimos de viaje o vamos a comer fuera.

¿Quién no ha reutilizado las cajas de zapatos y de ropa para guardar otro tipo de objetos? Por supuesto, también nos sirven para almacenar utensilios de cocina, pero podemos emplearlas en un uso más específico. Practicando unos cortes en forma de X a lo largo de la tapa o de la base, tendremos un transportador o soporte de cupcakes, muffins o magdalenas de lo más práctico.

Los coladores de metal, aquellos que se sostienen sobre su propia base y suelen tener dos asas pequeñas, pueden funcionar muy bien como dispensador de hielos en una fiesta. Sólo tenemos que colocarlo sobre un plato que recoja el agua sobrante y llenarlo de cubitos de hielo para que los invitados se sirvan a su gusto con unas pinzas.

Utensilios culinarios con más de un uso

Si cortamos la parte superior de una botella de plástico vacía, podemos obtener un embudo casero de la forma más sencilla. Tan sólo habrá que tener cuidado de recortar el perfil de forma regular para evitar crear un borde afilado, y limpiarlo bien. Con distintos tipos de botellas tendremos diferentes tamaños de embudos.

Creo que las tijeras son una herramienta fundamental en cualquier cocina. Lo más recomendable es tener dos o más ejemplares, distinguiendo las que usemos para cortar materiales como plástico o papel de las que se utilicen para recortar alimentos. Y es que pueden ser tremendamente útiles para picar, por ejemplo, hierbas frescas, trocear ingredientes o recortar con precisión los trozos sobrantes de masas dulces o saladas.

Las cafeteras de goteo no son mis preferidas, pero a sus filtros desechables podemos encontrarles más de una utilidad. Por ejemplo, para aligerar una salsa o un caldo que haya quedado demasiado grasiento, ya que los aceites y sustancias grasas se quedarán en el filtro. También es útil para escurrir yogur o queso fresco, eliminando así parte del agua que contienen.

No siempre tenemos mangas pasteleras disponibles en casa. Para decoraciones y otros usos en los que no se requiere demasiada precisión, las bolsas de congelación son un gran sustituto. Podría valer cualquier bolsa de plástico, pero creo que las especiales para congelar son las mejores. Sólo tenemos que llenar la bolsa con la crema o la glasa, sellarla bien y cortar con cuidado una esquina para que funcione como la boca de la manga.

Como véis, sólo se necesita un poco de imaginación y creatividad para reutilizar todo tipo de objetos en casa, especialmente en la cocina. Seguro que muchos de vosotros ya conocíais algunas de estas ideas y probablemente tengáis vuestros propios trucos prácticos. Creo que en la sociedad de hoy en día no nos viene nada mal seguir algunos consejos para ahorrar tiempo, dinero y espacio en nuestro hogar, y todos deberíamos intentar alargar la vida útil de los objetos que nos acompañan en nuestro día a día.

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