Cómo presentar una tabla de queso y qué utensilios necesitamos para que luzca perfecta

Azul, de pasta blanda, artesanal, de corteza enmohecida, prensado, de leche cruda o pasteurizada, el queso es un alimento presente en nuestra dieta desde hace miles de años. Un manjar que sabe mejor si se comparte con amigos y familiares y que, servido en condiciones y acompañado adecuadamente, puede conformar una comida o cena por sí solo.

Una tabla de quesos variados, complementada con frutos secos, frutas deshidratadas o frescas, encurtidos, mermeladas, buen pan y alguna ensalada sencilla, se sirve y se basta para contentar a muchos. En nuestro caso, es la cena ideal para darnos un capricho esporádico. Aunque algunos la disfrutaríamos a diario.

Hay quesos para todos los gustos, con una variedad de formas, texturas, aromas y sabores casi inabarcable. ¿Cuál es la mejor selección? ¿Que acompañamientos son los más adecuados? Son muchos los secretos de una tabla de quesos perfecta y estos, junto a la presentación adecuada, nos harán triunfar en casa.

Es importante recordar que el frío de la nevera adormece el sabor y la textura de los quesos y para recuperarlos conviene sacarlos, como mínimo, una hora antes de servir. Este tiempo de atemperado es requisito más que imprescindible para revivir el queso y devolverle todo su sabor, aroma y textura.

Si servimos los quesos previamente cortados

Cada queso pide un tipo de corte y una forma correcta de servirlo. Si acudimos a una tienda especializada lo mejor es dejarnos aconsejar por los profesionales, o podemos repasar la completa guía sobre corte y servicio del queso que compartimos en Directo al Paladar hace un tiempo.

En cualquier caso resulta de utilidad contar con uno o varios cuchillos especiales para quesos, un laminador o una lira. La elección y el uso de uno u otro dependerá del tipo de queso a cortar. Los primeros son necesarios para quesos de pasta dura, mientras que los últimos sirven para los contrarios: quesos de pasta blanda y frescos.

También hay quesos concretos que se cortan con utensilios específicos, como es el caso del suizo Tête de Moine y su "girolle". Una suerte de guillotina que gira en torno a un eje plantado en el centro del queso con la que se cortan las virutas en forma de flor tan características como llamativas.

Si presentamos los quesos enteros o en bloque

Hay cuchillos de queso que lucen elegantes cuando lo que llevamos a la mesa es una tabla con quesos enteros o en bloque. Con hojas de corte que cumplen una funciones específicas y adecuadas a las características de distintos quesos. Más arriba hemos hecho mencionado nuestra guía sobre corte y servicio del queso, una buena referencia al respecto.

Salgan como salgan a la mesa, la tabla que no falte

Si los quesos se van a cortar en la mesa, sobre la tabla, lo más apropiado es optar por una de madera que no dañe los filos de los cuchillos. Para que nuestra tabla de quesos luzca impecable hay muchas opciones. Desde la práctica tabla giratoria hasta el tronco de árbol artesano.

Los platos de pizarra siguen de moda y en este caso son perfectos cuando los quesos llegan a la mesa previamente cortados. En ellas podemos escribir e indicar qué tipos de queso servimos, lo que las hace doblemente útiles y nos ahorra tener que andar explicando a los comensales.

Especialmente prácticas son las tablas con varias alturas y aquellas que esconden cajones o bandejas en que guardar los cuchillos, servir los acompañamientos, etc. Perfectas para cuando el espacio en la mesa es limitado y no queremos renunciar a servir una buena variedad y cantidad de queso.

En una degustación de pocas personas podemos usar una tabla o bandeja grande donde colocar todos los quesos; si somos muchos la alternativa fácil es presentar cada variedad de queso en tablas separadas. También podemos usar bandejas, fuentes de servir adecuadas o, incluso, optar por la piedra.

Los complementos sí que importan

La degustación de quesos alcanza otro nivel si se acompaña de productos complementarios que redondean la experiencia. El propio queso puede producir sensaciones distintas dependiendo de con qué lo tomamos: miel, mermelada, membrillo, frutos secos, fruta fresca, encurtidos, entre muchos otros.

Si cuidamos la selección de acompañamientos...¿por qué no hacer lo mismo con los recipientes en que servirlos? Ya que hemos montado nuestra tabla con mimo, vamos a hacer lo mismo con el resto. Merece la pena invertir en elementos originales y de buena calidad que, después, nos pueden servir para otros usos.

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